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La última de Scorsese puede no gustar, faltaría más, como puede no gustar un sorbete de chocolate, un ramo de rosas, el Guggenheim, o, incluso cruzando los límites de la razón, una canción de Bunbury. Lo que es innegable es el rigor histórico que desprende ... el metraje de 'El Irlandés' –salvando, claro está, la licencia del director sobre la aún no resuelta desaparición de Hoffa–, haciendo viajar al espectador a través del tiempo gracias a una intachable recreación de la época. Es de agradecer, además, que haya evitado recurrir al misticismo glamuroso que suele acompañar la representación del crimen organizado, dotando al guión de un realismo digno de cerrada ovación.
En cuanto a la caracterización e interpretación de los personajes, son pocas, o muy pocas, las ocasiones en las que podemos disfrutar de un triángulo perfecto como es el que conforman Robert De Niro –Frank Sheeran–, Al Pacino –Jimmy Hoffa– y Joe Pesci –Russel Bufalino–. No sabría con cuál quedarme, la verdad; eso sí, cuando te acostumbras a la digitalización de sus rostros a la hora de rejuvenecerlos. Cada diálogo en el que intervienen dos de estos tres monstruos contiene una obra maestra en sí mismo.
Mi valoración sobre la película, a pesar de que la acción transcurre de forma más pausada de lo que estoy acostumbrado a digerir y también a crear –disculpen la arrogancia– sobrepasa el sobresaliente, y, sin embargo, dejar constancia de mi nada trascendente opinión no es lo que ha motivado este artículo.
Lo leí en la red social del pajarito azul que –como escribí hace años y este pasado fin de semana he podido comprobar en mis carnes–, debería ser morado por la vergüenza que a veces ocasiona leer lo que las gentes escriben. Alguien sostenía que la película de Scorsese era una historia para 'señoros' en la que se invisibiliza de forma alevosa el papel de la mujer, relegándola a un papel secundario, oprimida y maltratada por un hatajo de 'mangarranes'. Me ofende y me cabrea porque, básicamente, a mí me ha encantado la película, y, por ende, esta persona y las muchas que aplaudieron el comentario consideran que todos a los que hemos disfrutado de El irlandés somos unos machistas de mierda. Así, en toda la jeta.
De gratis. Supongo que le habría gustado ver a una mujer interpretando uno o quizá todos los papeles protagonistas, pero resulta que Sheeran, Hoffa y Bufalino tuvieron la desgracia de nacer 'señoros' y que en aquella época, el crimen organizado estaba dirigido mayoritariamente por hombres, muy 'mangarranes' ellos, eso sí. Sería grotesco que Scorsese hubiera decidido falsear la historia para tratar de equilibrar la balanza de sexos, como absurdo me parecería que cualquier cineasta se decantara por un hombre para encarnar el papel de Rose Durante o Virginia Hill, por citar dos ejemplos de mujeres mangarranas.
Son este tipo de comentarios cargados de acritud, que, como bombas de racimo verbales incendian las redes sociales, los que enturbian la imprescindible labor del movimiento feminista. ¿Alguien pone en duda que la sociedad en la que se desarrolla 'El irlandés' era eminentemente machista? No lo creo. ¿Borrar o edulcorar la historia la modifica? En absoluto. Como mucho podría hacernos perder de vista el pasado, olvidarnos de lo que hemos avanzado en materia de igualdad y, sobre todo, perder la perspectiva de lo mucho que nos queda por recorrer.
Porque el pasado no puede cambiarse; el futuro, sí.
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