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Una camarera atiende a varias personas sentadas en una terraza de Pamplona. EP

Malestar, deseo

«El cambio tendría que empezar ahora. Pero no sucederá porque la pregunta –qué cambiará–, más que una interrogación es una queja»

Tomás Val

Valladolid

Jueves, 14 de mayo 2020, 07:04

Los cambios, diría Lenin, no se anuncian, sino que llegan de improviso o se los coge al vuelo, antes de que escape la esquiva oportunidad. Y, sin embargo, desde que la covid19 parece haberse dado un respiro, desde que casi doscientos muertos diarios no les ... parecen paralizantes a los políticos y regresan a sus obscenos, pequeños y miserables juegos electorales, la pregunta se repite constantemente: «¿Qué va a cambiar cuando salgamos de ésta?».

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Creo que detrás de esa insistencia se esconde el deseo de cambiar, de que algo cambie, de que esa 'nueva normalidad' traiga modificaciones sustanciales a nuestra vida. No hay –o yo no lo percibo– indicio alguno de que eso vaya a suceder, de que nos convirtamos en una sociedad mejor, peor, simplemente diferente. Los deseos no siempre se convierten en realidad. Hoy es siempre todavía, dijo Machado; el cambio tendría que empezar ahora, en este instante, mientras usted lee estas líneas. Pero no sucederá porque la pregunta –qué cambiará–, más que una interrogación es una queja, un lamento. No nos gustamos, no nos caemos bien, sabemos que no andamos por malos pasos. Somos conscientes de la necesidad de variar el rumbo. No estamos a la altura en muchas cosas, manchamos lo sagrado, la cagamos una y otra vez. Estaría bien que algo cambiara, pensarnos Lenin y aprovechar esta crisis, esta maldita oportunidad vírica. ¿Lo haremos? No lo creo; el malestar seguirá habitándonos y vendrán más crisis que nos harán más vulnerables. Más ciegos, que diría Ferlosio, es imposible.

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