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Maldición
«El nombre del pueblo burgalés de Espinosa de los Monteros tiene hoy día resonancias poco spinozistas»
antonio soler
Viernes, 15 de mayo 2020, 07:11
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antonio soler
Viernes, 15 de mayo 2020, 07:11
Me propone un amigo periodista que le dé una idea mediante la cual podríamos salir de la crisis que nos acosa. Lo primero que a uno se le ocurre responder es que no tiene una lámpara maravillosa. Bueno. Más despacio. Tal vez tengamos algo parecido. ... Memoria, algunos libros, algunos nombres que no están en los altares pero que forman parte de otro tipo de santoral. Spinoza. Vamos a él y a las dos virtudes fundamentales sobre las que se asentaba su 'Ética'. Firmeza y generosidad. Ahí está la receta. Nos la dio este filósofo siempre joven hace alrededor de tres siglos y medio.
Spinoza entendía la firmeza como un acto de voluntad mediante el cual cada ser humano se esfuerza por mantenerse, por permanecer. La generosidad nace del deseo racional de apoyar y unirse a los demás. Esas dos virtudes confieren mayor fortaleza al grupo humano y a cada uno de los individuos. De tal modo que la comunidad se convierte en un ser colectivo que incrementa las posibilidades de cada uno de sus miembros. Podríamos decir que estamos ante un anticipo de una disciplina que siglos después sería conocida como sociobiología. Algunos podrían asociarlo al panteísmo. Bien, que cada cual lo adscriba a la cuadra que quiera. Pero esa sería la fórmula básica con la que abordar la crisis. Firmeza y generosidad.
¿Le fue bien a Spinoza con esos argumentos? No mucho. Experto en la Torá y el Talmut como era, fue considerado hereje. Perseguido, víctima de un intento de asesinato. Su comunidad decretó que «expulsamos, execramos y maldecidmos a Baruch de Spinoza […] maldito sea de día y maldito sea de noche, maldito sea cuando se acuesta y maldito sea cuando se levanta, maldito sea cuando sale y maldito sea cuando regresa. Que el Señor no lo perdone…». Prohibieron que se le dirigiera la palabra o se le hiciera el más mínimo favor de por vida. Cosas del pasado, podemos pensar. Hemos avanzado mucho. Somos tolerantes. ¿Sí? La familia de Spinoza era originaria de Espinosa de los Monteros.
El nombre de ese pueblo burgalés tiene hoy día resonancias poco spinozistas. Diríase que es un sarcasmo. El espíritu que movía al filósofo era el de la tolerancia. Lo contraponía a quienes pensaban que el hombre es un enemigo natural del hombre y reclamaban mano dura. Las sesiones parlamentarias en estos tiempos de tristeza se acercan más al 'hérem', a la maldición que recibió Spinoza, que al espíritu solidario de su filosofía. Una deriva disgregadora que cada vez abarca a un espectro mayor de padres de la patria y que por tanto se refleja en un mayor número de sus ciudadanos, de sus intoxicados hijastros. Parece que la maldición, como en las películas de serie B, continúa.
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