Las elecciones del domingo en Venezuela acabaron como era de esperar. La jornada se saldó con un 70% de abstención y un apoyo al régimen del 67,6% de los votos emitidos, según los datos oficiales. Una minoría de la población aseguraba a Nicolás Maduro ... la continuidad en el poder, mientras una amplísima mayoría daba la espalda a unos comicios que gran parte de la comunidad internacional considera faltos de las mínimas garantías y transparencia. Ni las bravatas de líder bolivariano pueden disimular la incapacidad del chavismo para movilizar más que a sus incondicionales, aunque ahora cuente también con la Asamblea Nacional. La victoria se la llevó la abstención. En ella confluyó una diversidad de pulsiones: opositores activos y militantes, ciudadanos desafectos al mismo sistema que habían apoyado con anterioridad, personas hastiadas de una espiral de confrontación sin fin, indiferentes, y miles y miles de excluidos por el olvido y la hambruna sin más esperanza que el minuto presente.
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El entramado institucional de Maduro se sostiene sobre las dificultades que entraña construir una alternativa a su poder mientras lo mantenga. Unas dificultades que se evidenciaron cuando, a pesar de lograr la oposición la mayoría parlamentaria en 2015 y de que la 'presidencia encargada' de Juan Guaidó fuese reconocida por los países más influyentes del hemisferio norte, pudo aferrarse al Gobierno para negar abiertamente una solución negociada a la colisión con el Legislativo que pasase por unas elecciones supervisadas, previa neutralización de las estructuras de control paraestatales en que se basa el chavismo. Pero la constatación empírica de que no acaba de articularse una alternativa al régimen se convierte en puro ejercicio de cinismo, favorable al actual inquilino del Palacio de Miraflores, si no se advierte al mismo tiempo que el problema es precisamente la falta de democracia y la miseria resultante.
Contra lo que opina José Luis Rodríguez Zapatero, el escrutinio del domingo no emplaza a la Unión Europea a «reflexionar» y variar de postura frente al Gobierno venezolano. El escrutinio interpela a quienes integran el poder chavista en todas sus escalas a reconocer que no cuentan con el favor de cuatro de cada cinco ciudadanos. El 6-D señala que sus máximos responsables están obligados a hacerse a un lado para propiciar una transición hacia la libertad y la dignidad humana en aquel país.
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