Los 'sin mácula'

El último es el papa Benedicto XVI, quien renunció en 2013, pero con un recuperado protagonismo tras su reciente fallecimiento.

De él se obvia que fue reclutado de forma obligatoria, como tantos jóvenes alemanes, por las juventudes hitlerianas con solo 14 años, que su padre fue un firme opositor del régimen nazi o que se tuvo que enrolar en el ejército alemán cumplida la edad legal so pena de enfrentarse a prisión y del que desertó después. Dan igual las circunstancias, se juzga al adolescente Joseph Ratzinger por el momento y el país en el que le tocó vivir. Para los jueces de la moral fue nazi.

Pero no es el único. Lo mismo ocurre con los soldados españoles de los siglos XV y XVI o con una canción de hace casi 40 años. Se juzga con ojos de hoy como si nuestra altura moral fuera superior y nuestra actitud en tales circunstancias hubiera sido más heroica. Se sentencia sin benevolencia, sin empatía, sin tener en cuenta el contexto, como si ese precisamente no fuera el que marcara normalmente nuestro comportamiento.

Supongo que, quien con tan a la ligera opina sobre otros tiempos, estará preparado ante los veredictos que se emitirán sobre nosotros, los sin mácula. De España siempre se ha dicho que tiene 48 millones de seleccionadores nacionales. La sangría demográfica hace que ahora seamos 47, pero hemos incrementado nuestro currículum. Ahora, además de conocimientos futbolísticos, somos historiadores y jueces.