Lunes sin mercado medieval
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Da gusto el ambiente que hay los fines de semana en los pueblos que se mueren. ¿Qué sucede los lunes, qué pasa en esas calles que nadie transita?Secciones
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Da gusto el ambiente que hay los fines de semana en los pueblos que se mueren. ¿Qué sucede los lunes, qué pasa en esas calles que nadie transita?Pasará lo de Cataluña, un día nos comunicarán la decisión que toma Inglaterra con respecto a Europa, irán apagándose las memorias que saben quién fue Franco, sabremos si España tiene o no un gobierno... No durarán mucho esos temas, irán cansándonos. Harari, el historiador ... israelí, dice que para que creamos en algo se tienen que dar dos condiciones: que nos conceda algún papel protagonista y que la causa se extienda más allá de nuestros horizontes. ¿Y de qué podríamos ser usted y yo protagonistas, en qué podríamos creer? No, no durarán mucho esos asuntos, pero, para cuando concluyan, mi pueblo habrá desaparecido. La España vacía, aunque últimamente se emplea más vaciada. La España vaciada, es así más bonito, en forma pasiva. Alguien la ha vaciado, siempre necesitamos un culpable. Andamos ocupados con otros asuntos y hemos dejado de hablar de ello. Da igual, el problema no se soluciona porque ocupe portadas de periódicos o se organicen muchas tertulias a cuatrocientos euros la participación. Sucede lo mismo con el cambio climático, hablamos, hablamos, un coro de grillos que cantan a la luna.
Mi pueblo, digo, como el suyo (cada día nos parecemos más usted y yo, se me antoja), durará poco. El abandono es un perro fiero que no suelta su presa. Es una causa perdida, inevitablemente, aunque haya gente empeñada en lo contrario. Luchar contra la despoblación sí que reúne los requisitos de los que habla Harari, pero creer en algo no significa que se pueda conseguir. En mi pueblo, una veintena de personas, con la mejor voluntad, andan empeñadas en hacer cosas que, creen, asegurará su supervivencia. Los fines de semana recogen plásticos; plantan árboles; organizan charlas, meriendas, cenas, matanzas, festivales, fiestas de la cerveza, mercados medievales, eventos varios... Da gusto el ambiente que hay los fines de semana en los pueblos que se mueren. ¿Qué sucede los lunes, qué pasa en esas calles que nadie transita? ¿Sobrevivirá el pueblo hasta el sábado próximo?
Pueblos limpios, inmaculados, en los que no se ve un alma. Se hacen fiestas sabatinas, pero se van los médicos, los profesores, los tenderos... Se va la gente, se muere. Nadie viene. Los esfuerzos inútiles conducen a la melancolía.
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