Toma de posesión

A mi gustan los toros y soy de los que piensa que los toreros deben hablar únicamente en la arena. Son artistas de verdad, semidioses, héroes, e incluso referentes. Yo soy de Antonio Chenel, fumé rubio porque él lo fumaba y jugaba al frontón también porque él lo practicaba, sólo les digo que hasta llegué a dejarme el pelo largo para poder llevar tupé. Admiré al José Tomás de los inicios, a Joselito y a otros tantos, y a ninguno de ellos le habría perdonado que se metieran en la política. Es posible que Vicente Barrera piense que entrando en política le hace un favor a la fiesta, pero lo que realmente hace es etiquetarla y ponerla en el punto de mira.

Cagancho era de Triana, concretamente de la calle en la que vive el Señor del Compás, y donde el alma se enciende en pasión. Era nieto de un «cantaor» e hijo de un herrero. Conocido también como el gitano de los ojos verdes, fue sin lugar a duda un torero de genialidades que supo usar el capote con las manos bajas (como le gusta a Peláez), algo apenas visto hasta la época.

Movía el capote a golpe de inspiración, con mucha suavidad. Fue un auténtico ídolo de masas en España y en Méjico. Tal era la fiebre que provocaba cuando toreaba, que el personal empeñaba los colchones para poder presenciar el paseíllo.

Pero Cagancho, como torero de pellizco y de ensueño que era, alternaba tardes de éxito y de locura total, con grandes sainetes y petardazos que siempre acababan de la misma manera, comisaría o cuartelillo de la Guardia Civil, prisión preventiva y los toros de vuelta a los corrales.

Hoy, en muchos ayuntamientos tomarán posesión los futuros alcaldes y concejales que formarán las distintas corporaciones.

Conoceremos todos los pactos, reuniones ocultas, alcaldías en alternancia, listas negras, bloqueos y por supuesto, los vetos.

Da igual el pueblo, ciudad o comunidad autónoma. Hoy comienza todo. Jurarán, votarán y estrenarán trajes. Los más elegantes habrán ido a un sastre para hacérselo a medida y otros lucirán camisetas con mensajes evidentes. Habrá quien prometa por la defensa del mastín leonés, por el futuro de la avutarda o por la gratuidad de las piscinas en verano.

Y también llorarán, pero no por el miedo escénico o por los nervios de venir a servir (que no es lo mismo que servirse), sino de alegría al ver que ya tienen asegurada la transferencia otros cuatro años.

En algunos sitios tendrán que esperar un poco más, como es el caso de León capital, en el que un partido hizo mal las papeletas que buzoneó, dejando una lista con veinticinco en lugar de veintisiete. Y por tanto, un gran número de votos nulos. En el caso de prosperar el recurso, les daría un concejal más, algo ya poco relevante.

Decía Michi Panero que: «En esta vida se puede ser de todo menos un coñazo», en política podríamos decir que se puede ser de todo, menos irrelevante. Un enorme petardazo de tomo y lomo, como los de Cagancho. Aunque aquí quizá les vaya mejor aquello de: ¡Manolete si no sabes torear pa qué te metes! ¿O no?