Siempre he sido mucho más de salado que de dulce. Hay quien dice, que a primera hora de la mañana quizá sea el único momento en el que los amantes del azúcar se pueden dar un capricho porque tienes todo el día por delante para ... quemarlo. Pero yo parece que ni así.

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Hasta que no comencé a trabajar apenas desayunaba, un Nescafé con leche y directo a la Facultad. Lo intenté cuando debuté en esto de la radio, y era de los que se tomaban una tostada sola con mantequilla. Lo del aceite con pan, llegaría después.

Si por mi fuera el postre se podía suprimir de los menús de los restaurantes o al menos darte otra opción como el queso, un grandísimo producto, que toda la vida se cenó en las casas y, sin embargo, parece que pedirlo ahora para rematar una comida es poco elegante.

Virgilio en la Eneida cuenta que ante el regalo del Caballo de Troya Laocoonte dijo: «Timeo danaos et dona ferentes» es decir, temo a los Danaos (Griegos) incluso cuando traen regalos.

Porque si invitas a alguien a cenar a casa y se presenta con pasteles, dulces o pastas de té, para mí mal.

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Cuando un amigo te invita a comer a su casa, hay que llevar una botella de buen vino, una caña de lomo o un poco de jamón y dejarse de historias. Lo tengo comprobado, y siempre que he ido con una bandeja de embutido la gente no se resiste y es lo primero que se acaba, hasta alguna vegana ha renunciado a sus principios ante a ese manjar de reyes.

Evidentemente, esto es una opinión de un ser humano que, entre un gran postre elaborado y un triste café siempre va a tirar por el segundo.

Mi abuela Inés vivió durante sus años de juventud frente a la azucarera Santa Elvira, ahora Palacio de Exposiciones de León (igual en un futuro también de Congresos). Veremos.

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La Azucarera y la Renfe en León siempre han ido de la mano, incluso hasta en la decadencia. El barrio prácticamente estaba lleno de trabajadores de uno y otro lado, quienes incluso fundaron una Cofradía de Semana Santa. Ahora que a muchas estaciones les están poniendo nombre, no sería descabellado bautizar a la de León como Santa Elvira, pero doctores tiene la iglesia y en León más.

La Xunta de Galicia prohibirá la venta y el consumo de bebidas energéticas a menores equiparándolas con el alcohol. Aquí, le están dando una pensada.

La mezcla en grandes cantidades de azúcar y cafeína es poco saludable, pero si a eso le sumamos el alcohol puede que genere problemas como alteraciones del sueño, irritabilidad o trastornos vasculares.

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Ayer intenté catar una bebida de estas, porque yo soy un básico, café, caña y a veces gin tónic, pero el hostelero me dijo que no las traía más porque tenía a los camareros jóvenes enganchados a ellas.

Y pasando por un instituto cercano efectivamente comprobé que muchos adolescentes llevaban la lata en la mano, desde primera hora.

Algo que desconocía y que me choca enormemente, ya que cuando yo iba a clase sólo pensaba en el cigarrillo que me iba a fumar una vez dejase la casa de mis padres atrás.

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La combinación de estas fórmulas y la adolescencia, etapa compleja donde las haya es muchas veces perjudicial. La industria de estas bebidas ha encontrado un grupo de clientes nuevos que no consumían cafeína, que no desayunaban café ni iban a la cafetería a tomarse un cortado. Semejante nicho de negocio no lo van a abandonar por las buenas y lo pelearán como gato panza arriba. Dicen que estamos ante un verdadero problema, otro más, como si la adolescencia por si sola no fuera emocionante.

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