Mi buen amigo el ya desaparecido Vicente de la Varga y Bayón fue un brillante profesor de aquellos que estudiaron Filología Románica. Una carrera demasiado seria, como diría el genial opinador político Javier Caraballo. Vicente entre Winston y Winston, eso sí, siempre con boquilla, me ... contaba que en su pueblo cuando una vecina finalizó la carrera de Magisterio, su padre convenció al cura para que tocasen las campanas de la iglesia, y que toda la ribera del Esla supiese que había una licenciada en el pueblo. Orgullo de pueblo y por supuesto, de padre.
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Con Vicente viví grandes mañanas veraniegas de tertulias y frontones, y fue él quien me regaló mi primer polo blanco, Lacoste. Porque Vicente era un súper clase, no sólo a la hora de vestir sino en pequeños detalles como desayunar un suizo, ver las procesiones desde un balcón, jugar al billar francés o tomar un café cortado y exigir un botellín de agua de cristal, condición que adquirió y potenció en su época de estudiante en la ciudad de Oviedo.
El genial profesor nunca me dio clase, pero gracias a su amistad constantemente me hizo ver que todo en la vida tenía un «contexto».
Hace apenas un mes, un colegio de León ha sido premiado como la mejor escuela del año. ¡Ojo, qué hasta fueron los Reyes! Los dos astronautas, elegidos entre élite de los ingenieros de medio mundo, y fíjense que también son también de aquí. El premio Cervantes lo ostenta el fuera de serie Luis Mateo Díez, y en la academia de la lengua le acompañan varios paisanos.
El pasado miércoles el líder de los populares, junto con el presidente Mañueco, llenaron el Palacio de Botines en León para poner en todo lo alto la educación de nuestra comunidad y sacar pecho por derecho, tras el informe PISA. Feijóo anunció una EBAU común (antes selectividad), al menos en las comunidades autónomas donde gobierna el partido popular.
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Sinceramente, una medida más que justa y necesaria, ya que el actual sistema penaliza a nuestros alumnos que estudian más y mejor, y premia a los que no hacen tantos codos.
Si ya de por sí, es más que frustrante enfrentarse a una prueba como la EBAU, imagínense si encima algunos juegan con las cartas marcadas.
Una medida que va más allá y que abre una puerta, hasta ahora cerrada, a otra manera de hacer política, y que podría no sólo ceñirse a la educación y a la EBAU. Con tanta transferencia cedida, parece lógico que el partido popular use esta fórmula que consiste en gobernar en paralelo o en común, siempre donde ellos tengan la mayoría, y abrir el melón a servicios sociales, sanidad, cultura… Es gobernar sin gobernar, es decir, sin ser ostentar el rango presidente.
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Feijóo, arropado por el presidente Mañueco, eligió la ciudad de León para sacar toda la artillería en un campo tan sensible y valorado en estas tierras como es la educación.
Diría que aquí la educación es un pilar fundamental en las familias y el éxito estaba asegurado. Feijóo recordó su etapa de estudiante en León, interno en los Maristas Champagnat, donde fue de niño desde su Galicia natal.
Curiosamente, la misma ciudad donde estudiaron también dos expresidentes del gobierno Zapatero y Rajoy.
Dicen que no hay sin tres, y recordando a mi querido Vicente, y su famoso contexto, quizá por eso Alberto Núñez Feijóo eligió León, su contexto.
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