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«Pero, estúpida de mí, se me olvidó pedirle que todos fueran de juventud». Así se lamentaba la Sibila de Cumas cuando, con mil años a cuestas y colgada de un árbol dentro de una jaula, recordaba el deseo que le formuló a Apolo. «Quiero ... vivir tantos años como granos de arena tengo en la mano». Vale, dijo el dios. La Sibila, ya lo saben, predecía el futuro. No ha sido esa una facultad muy envidiable, acuérdense de Casandra. Cuando los dioses quieren castigarnos, escuchan nuestros deseos, y no puedo evitar acordarme de la pobre Sibila cuando veo a los de Teruel Existe lanzar las campanas al viento porque han logrado, a cambio de su voto favorable en la investidura, que les hagan una autovía. Una autovía. O un Ave que cruza como un rayo los sembrados. Por aquí, por Castilla, sabemos algo de eso, de cómo esas carreteras permiten cruzar a 120 por hora, cómodamente, tierras abandonadas. O el tren que vuela. «No te olvides que el camino es pal que viene y pal que va», cantaba Zitarrosa, diciendo una verdad a medias, la peor forma de mentir. Esa autovía de Teruel será solo de ida, no impedirá la despoblación, la acentuará en muchas zonas y servirá, principalmente, para que los turistas domingueros se acerquen a degustar las migas o el ternasco.
Teruel –y Soria, Burgos, Ávila, Badajoz, León, Palencia, Cuenca..., muchas– necesitan cosas más urgentes que una autovía. Que no está mal, que no sobra, pero conduzcan ustedes de León a Burgos por esa A-231 y comprobarán la soledad que cae como un rocío negro. Soy muy pesimista con esto de la despoblación, no hay vuelta atrás: el futuro es como las memorias de los que nacimos en pueblos abandonados: un cementerio. Pero, si nos dan oportunidad de pedir algo, exijamos médicos, farmacias, pensiones, residencias, escuelas, Internet decente, tiendas en las que comprar aceite y azúcar... Que se pueda vivir y no tanto que una autovía permita la fuga todos los atardeceres. La juventud, querida Sibila, es ya imposible para nosotros; nuestros políticos no son Apolo. Pero hagamos que la vejez sea decente, que no tengamos que salir zumbando, aunque sea por autovía.
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