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Comienza el curso político, nos aproximamos a un año electoral y los partidos ya entrenan las estrategias. Desfondadas, a lo que parece, las dos alternativas de las alas derecha e izquierda, los únicos con posibilidades de gobernar –tal vez con alguna ayudita de Vox, del ... PNV, de Podemos, de Ezquerra…, ya veremos– son el PSOE y el PP. Gobernar es lo único importante para los partidos políticos, son máquinas para conseguir votos, estrategias electorales, y ya se ha abierto la veda para llevarnos al huerto. Feijóo, que sustituyó a Casado, que sustituyó a Rajoy, que sustituyó a Aznar, que vino de Fraga, nos presenta a Sánchez –que sustituyó a Zapatero que estuvo después que Felipe González (olvido a los anecdóticos)– como el culpable de todos los males que nos aquejan.
El precio del gas, de la electricidad, de la gasolina, el paro, el fuego, la sequía… todo es culpa de Sánchez, que es muuuu malo. Malo, malo, malísimo. Él, Feijoó, ya está preparado para remediar esas calamidades. Preparados, es el lema del PP.
Y Sánchez nos presenta al gallego como a alguien que nunca dará la talla de hombre de estado. Dice el PSOE que solo sabe votar en contra de todo, pero que jamás presenta proyectos, alternativas. Malo, malísimo, peor que Casado, aseguran, al que echó la Ayuso.
Y así nos vamos a pasar el año, inmersos en banderías, mientras el mundo arde y nosotros decidimos en contra de quién votamos. Lo más asombroso es que vamos sobreviviendo, capeando el temporal mal que bien. A ver si en el otoño llueve un poco, aunque a lo mejor hay que esperar a las elecciones.
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