El próximo viernes volveremos a sentir la emoción de ver el depósito a rebosar. Nadaremos en la abundancia con un ahorro de 20 céntimos por cada litro de carburante que salga por el surtidor. Volverán a resonar los «¡lleno, por favor!» en estaciones de servicio ... desiertas ante la escalada de precios. En esta vida hay que ser agradecidos porque con diez euros de ahorro en el llenado igual esa noche podemos cenar una tortilla de patatas y al día siguiente desayunar con zumo natural. Gracias, Presidente. Gracias, Ministras y gracias, estaciones de servicio que vais a tener que costear el menú con vuestra propia tesorería.
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No nos engañemos, este fuego de artificio es menos que pan, son migajas para hoy y hambre para mañana. El descuento solo es para la temporada de primavera y tampoco es el chocolate del loro, es un préstamo de las obscenidades que ingresan las arcas públicas.
Siento si soy aguafiestas, pero es que ya me cansa todo. Por menos, se han montado huelgas generales. Hoy el pastel se lo comen ellos y lo pagamos entre todos. Otro invito yo, pero paga tú. Es la factura del convite que han entregado a los empresarios dedicados a la venta del carburante que, con una mermada cuenta de resultados, deberán asumir cinco de los 20. El adelanto envenenado se reembolsará, previa reclamación ante Hacienda, que al final somos todos, aunque unos más que otros.
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