Llegará octubre

Existe un tremendo riesgo en los números. Nadie sabe realmente qué proporción de empleados terminará desempleada tan pronto como las condiciones vuelvan a la normalidad, teniendo en cuenta los efectos de la pandemia. Llegará octubre, después noviembre y –ojalá me equivoque- pero la cruda realidad golpeará con fuerza. No parece el mejor momento, todavía no, para introducir más elementos desestabilizadores a todas esas pequeñas y medianas empresas generadoras de empleo. Solo después de una recuperación sólida de la economía española, que podría llegar en 2022, debería figurar en la agenda una revisión del salario mínimo. Lo sensato sería que España salga de la crisis paso a paso y con una vigilancia constante de la evolución del mercado laboral, alejada del espejismo de la canícula.