Cómo no te vas a enamorar de un dios griego nacido en Corfú (si, me pongo en lugar de una reina, entonces princesa). Felipe de Edimburgo era El Hombre. El más guapo. El más elegante. El que acabó sabiendo cuál era su lugar en un ... primerísimo segundo plano. Eso sí era line of duty. Un señor en cumplimiento de su deber. Ese que nunca diría «voy al baño a refrescarme. Te espero ahí». Y aunque lo hubiera dicho.

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Ojalá no fuera un personaje de 'The Crown'. Ojalá no lo viéramos con las caras de Matt Smith, Tobias Menzel o Jonathan Pryce, que no le llegan a la suela de los Lobb. Un hombre al que la Inglaterrita cobarde recrimina salidas racistas o colonialistas. «Eso parecen los dibujos de mi hija», dijo en una exposición de dibujos primitivos etíopes en 1965.

O «si sigues mucho tiempo aquí vas a acabar con los ojos rasgados» (a un estudiante británico en China en 1986). Mi homenaje: el príncipe Harry vuelve a Gran Bretaña para vestirse de negro.

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