Lesmes y otros jetas

Carlos Lesmes obedece en un poder del Estado que lleva caducado mil días; no su sueldo, que ha crecido diez mil euros en cuatro años. Este conservador quiere conservar también su coche, escoltas y privilegios de relumbrón. Arrostra una incoherencia tremenda, pues desde que venció su mandato ha venido anunciando su espantada en diversas ocasiones, pero al tipo le va la marcha. Comenzó a vivir la vida loca desde que Aznar le otorgase un cargazo y ahora cuesta pasar al banquillo.

Miquel Iceta, un tipo de cara lustrosa y amplia, ha destinado un millón con el fin de que un grupo de escritores y traductores vivan a cuerpo de rey durante dos meses en el extranjero, en pos del «crecimiento personal», reza en el plan, sufragado con los fondos covid. El ministro, que solo ha vivido de la política, debería apuntarse a estas vacaciones pagadas como tutor.

Dos meses a diez mil euros no están mal para crecer personalmente: puedes comprar unos zapatos con alzas de siete centímetros en una tienda de Sevilla, como las estrellas. Si conservasen escrúpulos, nadie cooptaría al regalo, pero va a llenarse el buzón. ¿Y por qué no otro kilo para que la 'res publica' viaje a Escandinavia a empaparse de decencia y conozcan de paso el impresionante y consensuado sistema educativo de Finlandia?