Leña

Los que de, higos a brevas, hemos vendimiado el majuelo de algún amiguete sabemos que es un curre poco divertido por mucho almuerzo que haya después de deslomarse durante un rato. De entrada, hay que madrugar, tiritar a las siete de la mañana y asfixiarse ... a partir del mediodía. Si el terreno puede dominarse en media jornada, una vez cortados los racimos hay que llevarlos a prensar y lavar los cestos, tras lo cual toca merienda-cena y vuelta a casa como si hubieras descargado tú solito un tren de sacos de cemento. Y aunque dicen que no es lo mismo una viña en vaso que en espaldera, a servidor le parece que la recogida es un coñazo de no te menees. Por ello comprendo bien el trabajo de los temporeros asalariados, que no se limitan a un divertimento de tres o cuatro horas con almuerzo y merienda sino a jornadas de siete u ocho doblando el lomo y transportando las canastas hasta el remolque.