La transición a la vida adulta constituye una fase vital ilusionante. Se fantasea con un estatus siempre mejor que el actual, pero para eso es necesario cosechar el pasado más reciente. El paso definitivo lo constituye la emancipación. Muchos jóvenes estudiantes, los más afortunados, han ... podido emprender el vuelo incluso antes de estrenarse en el mercado laboral. Esas primeras prácticas hacia la autonomía personal suponen un puñado de créditos que le valdrán para salir del nido con desenvolvimiento. Siempre se ha dicho que cuando uno se marcha, ya no quiere volver, o al menos de la misma manera que antes.

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En la mayoría de los casos, el despegue tarda en llegar. Uno de cada diez jóvenes lo logra antes de los 30 años. No es de extrañar si más del 60% del sueldo lo absorbe la vivienda. ¡Así no hay quien viva! Hay otro dato llamativo que les roba la esperanza. Lo aporta el observatorio del Consejo de la Juventud. Sólo el 15% de los jóvenes de Castilla y León dispone de vivienda propia. Por pocos que sean, cuando estas pretensiones se frustran, por la razón que sea, en cierto modo sienten que se le ha hurtado parte de su bienestar.

La familia constituye un salvavidas, pero no todas disponen de los medios para echar una mano cuando la circunstancia personal achucha. Por eso, consuela saber ver que hay administraciones que se convierten en el aval necesario para que el derecho se torne en techo.

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