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Señoras y señores, ¡el espectáculo va a comenzar! No me refiero a cualquier sesión parlamentaria, sino al teatro de calle. Una seña de identidad de Valladolid que transforma sus calles y plazas en escenarios donde improvisar e innovar con las artes escénicas. Una vez que ... se sube el telón, cualquier cosa puede pasar. Es habitual toparse con corrillos admirados por la genialidad de las actuaciones y por el impacto de un espectáculo que aparece de la nada. El teatro llena de vida las calles y de clientes los bares.
Es una buena ocasión para la hostelería. Ellos también suben la persiana con el ánimo de recibir la ovación del público, pero el reparto es raquítico. Calcula la patronal de hostelería que en Castilla y León se necesitarán entre 6.000 y 7.000 camareros en los próximos años. Andan justos de personal y eso se nota cuando tienen que sacrificar servicios como la terraza o el salón para atender con dignidad en barra. Nadie tiene el poder de la bilocación.
Hay un 400% de posibilidades de que si se busca trabajo, se encuentre en el sector, pero claro, hacen falta más ganas y menos pagas. Esto no lo digo yo porque sí, sino que lo cuentan los hosteleros que se han encontrado con candidatos que rechazan una jornada completa por no perder las ayudas. Eso también es puro teatro, pero del aficionado. No sé quién merece más un premio a la peor interpretación, si el que las concede sin criterio o quien no las suelta.
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