Hubo una generación silenciosa que hizo del esfuerzo y del sacrificio su virtud. Sobrevivir a una guerra implica soportar el lastre de la necesidad. Sólo así se comprende que hayan convertido la austeridad en su leitmotive. Tras la escasez, la prosperidad económica. En este escenario ... de bonanza se disparó la natalidad. Familia y trabajo fueron los pilares de quienes hoy son tan abuelos como padres. A la estabilidad se agarraría la siguiente generación que estrenó ordenadores y un regusto por el consumo.
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El salto a los 'millennials' se produce de la mano de los nativos digitales. Son disfrutones a pesar de la creciente inestabilidad en el empleo y en el acceso a la vivienda. Luego llegaron las redes sociales y una pandemia...un crisol de insatisfacción que abrió el paso a una generación a la que le viene al pelo la etiqueta de 'nimil'. Les sobra formación y en ocasiones oportunidades para probar suerte en el mercado laboral. Cuando lo hacen, no llegan ni a los 1.000 euros.
España ostenta la mayor proporción de desempleados, casi un 12%, pero hay puestos de trabajo sin cubrir. Algunas empresas lastran su crecimiento porque no encuentran mano de obra y los perfiles de hoy no se adecúan a la demanda. Se buscan trabajadores en sectores como la automoción, la metalurgia, la hostelería... y no hay. Y en parte lo que no hay son ganas porque los 'nimil' más que tanto subsidio, lo que quieren es subsistir.
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