En el estertor de la vida suele llegar el arrepentimiento, por no haber sido auténtico, por no haber arriesgado...por no haber vivido en plenitud. En el último aliento, uno puede descubrir el último deseo, aunque eso implique revolucionar y poner patas arriba las emociones ... ajenas. Es lo que detecto cuando, a las puertas del merecido descanso estival, Luis Tudanca abre un buen melón con el pretexto de no frustrar las aspiraciones y sueños de muchos leoneses.
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Nadie puede negar la existencia de un sentimiento que han bautizado como 'Lexit', en alusión al deseo del leonesismo de coger la puerta de salida y dejar de existir en comunión con Castilla. Es el deseo de agarrarse a los elementos culturales como la lengua o la cultura, pero también a los políticos. En este caso, hay un halo de victimismo que es muy propio de los movimientos independentistas y que tiene que ver con echar la culpa al centralismo de las desgracias propias.
Lo de abrir una consulta en el PSOE y en el Congreso de los Diputados con el ánimo de reiniciar el estado autonómico, ¿es una ocurrencia camino de la salida política o es una encomienda? Sea como fuere, cuenta con el respaldo del propio Pedro Sánchez y eso no puede salir bien. La Constitución reconoce el derecho a constituirse en comunidad autónoma, pero León no se basta consigo misma, les faltaría Salamanca y Zamora, porque en este viaje, sí se necesitan, al menos, dos alforjas más.
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