Aferrarse a las convicciones puede llegar a ser perjudicial para la sociedad y para uno mismo. Sólo veo un único convencimiento del que no conviene apearse y no es otro que el humanismo. La llegada de pateras a las costas españolas debe hacernos reflexionar ... sobre la grave crisis migratoria que nos afecta. A nosotros y a Europa en su conjunto, porque no debemos olvidar que España se ha convertido en una puerta de entrada que luce un gran luminoso de neón en el que se puede leer: 'Entrada libre y sin aforo'. Deberíamos preguntarnos, ¿por qué ha aumentado en más de un 80% la inmigración ilegal?
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Hace falta una política que regule la inmigración, que frene a las mafias y que controle el tráfico de personas que, desesperadas, buscan una oportunidad de vida, aún poniéndola en juego. Mientras eso llega, hay que darles una respuesta, una acogida digna. Y sí, es cierto, no todos están tocados por la gracia de Dios, pero tampoco todos son delincuentes. No se les puede devolver al mar.
Un buen padre busca lo mejor para su hijo, pero también para los hijos de otros padres. Basta un solo ejemplo, o más bien 21. Son los menores inmigrantes no acompañados que acogerá Castilla y León. Alguno de ellos podría ser el que marque el gol de España en la Eurocopa o el que te sirva una copa después de una dura semana de trabajo. Sea cual sea el destino, piénsalo, no te hace gallardo ni mejor padre cerrarles la puerta a esa oportunidad.
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