La distancia entre las Universidades y la sociedad parece haberse diluido en las últimas décadas. Atrás quedaron las viejas instituciones académicas alejadas de la realidad que expulsaban a seres eruditos, en ocasiones, despegados de las necesidades de una sociedad en constante cambio y evolución. ... Estas fuentes de conocimiento necesitan beber directamente del entorno.
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El binomio Empresa-Univerisidad solo es entendible desde esa perspectiva. Un trabajo colaborativo que es capaz de modelar a los futuros trabajadores y emprendedores. El desbastaje permite así eliminar las asperezas y esculpir un modelo apto para aterrizar con éxito en el mercado laboral.
Un currículum brillante no debe obviar el valor de la práctica. Es necesaria la inmersión laboral de los alumnos, razón por la que han de multiplicarse las becas de formación en espacios laborales. El éxito de esta sinergia depende también de la capacidad de adaptación y de integración. Hacen falta más empresarios en los órganos de decisión de las Universidades. La presencia de activos en estos lugares de formación va a tener a medio y largo plazo un resultado de cum laude en la competitividad del área de influencia. Es la razón por la que las fuentes deberían estar siempre abiertas para ser capaces de crear un flujo constante de savia nueva capaz de sembrar brotes verdes en una economía maltrecha.
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