Lametones

Pero lo del monumento a Colón es otra cosa. Al día siguiente de la barrabasada pasé por allí y sentí un poco de bochorno viendo los manchones de pintura roja en un monumento que puede gustar más o menos pero forma parte de la Historia de España, en la que, en ese aspecto, Valladolid jugó un papel relevante.

Lo cierto es que nadie sale ganando con semejante gilipollez, porque al pintamonas le cuestan dinero los botes que gasta y los viandantes sentimos vergüenza. Dicho lo cual, me parece excesivo que el acto en sí pueda tener consecuencias penales para los mamarrachos y me inclino por una pena menos grave que ir al talego: obligarlos a dejar la estatua limpia como la patena a base de lengüetazos. De trullo, nada, majete: lametones.