El Norte de ayer confirmó lo esperado: que la construcción ha vuelto al trabajo «con dudas y bajo mínimos». Aprovechando que tenía permiso para salir de casa me di un voltio por los alrededores y comprobé que, en efecto, se habían reanudado las obras ... del que fue bar La Luna en la plaza de la Cruz Verde, algo que supongo estará sucediendo en otros lugares de España. Y aunque es un sector de gran importancia económica, no me cabe en la cabeza que miles de albañiles, carpinteros, transportistas y otros operarios de distintos oficios vuelvan al tajo o lo hagan en los próximos días. Por más esfuerzos que haga no entiendo esta relajación en ese sector, de cuyos riesgos avisan la Junta de Castilla y León, los sindicatos y hasta la patronal, que temen un repunte de la pandemia que, además de poner en riesgo la salud de los afectados, desmoralizaría al resto.

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En principio, no parece que sea muy urgente construir pisos y locales con los muchísimos deshabitados que hay en cualquier ciudad y alrededores, aunque es posible que la especulación se haya disparado sin que sepamos a qué viene tanta prisa por invertir en el ladrillo. Mientras Cecale se quejaba de la falta «de sistemas de protección para poder trabajar con garantías», el editorial del domingo de este diario avisaba de que si la decisión de volver al trabajo se «toma demasiado deprisa, puede producirse un repunte mortal». Menuda gracia…

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