Justos por pecadores (de la pradera)

«Han pagado justos por pecadores» resonando en Polonia, país que se las trae, y Sánchez llevando el grito del mamoneo autonómico por Europa. Que se sepa que en España Chaves y Griñán son inocentes, que se sepa que en esa Castilla del Sur que conozco tanto, la Administración paralela y las regalías institucionalizadas fueron, advierten, la única forma de parar las hambres.

No hablarán de las duplicidades institucionales que tanto me conozco de mi infancia y adolescencia andaluzas; menos de la implantación desde la televisión y desde la pizarra de un concepto feliz del subdesarrollo. «Español, andaluz y rociero», que era la pegatina que llevaban los coches como bien recordó Muñoz Molina.

El macutazo andaluz debe ponernos en guardia. Sin agitar ninguna bandera identitaria también se hace lo que se quiere con el dinero público. El mismo dinero público que en este país hace falta para lo primordial, que no coincide en los políticos con lo urgente.

«Han pagado justos por pecadores», dijo Sánchez. Avisando del indulto. Unos días al Sur me han recordado el mal endémico de España. El presidente de la Junta andaluza se coronó y a mí me recordó a Vicente Parra en '¿Dónde vas, Alfonso XII?'. Muchos lo aplaudieron, y se olvidaron los incendios. «Justos por pecadores», dijo, cuando en Andalucía a Chaves y Griñán le preparan la canonización de su canonjía (sic).