Juramento

En realidad, mi actitud no es solamente un ejemplo de pasotismo, sino una falta de curiosidad por lo que hacen los otros, siempre que no me agreda directamente. Sin embargo, hay unas pocas cosas que me sublevan y descolocan como, por ejemplo, esa costumbre de algunos individuos de ofrecer a sus hijas para que sean desfloradas cuando todavía no les han salido las muelas del juicio.

Sencillamente: no lo entiendo y me cuesta cubrirlo con el paraguas de la tolerancia o la indiferencia. Lo que descubre este reportaje ofende a cualquier persona sensible, aunque forme parte de una cultura que en este aspecto concreto me parece aberrante.

Cuando leí las primeras informaciones me resultaba inconcebible que una criatura de catorce años fuera madre de dos hijos y me preguntaba que había hecho su familia directa para evitar semejante barbaridad. Ahora lo sé: los adultos responsables de educarla estaban cumpliendo un rito, lo que me hace suponer que se sentirán orgullosos de los resultados obtenidos, y confiados en la capacidad de la Junta por acoger y repartir a sus nietos. Hay cosas que me hacen jurar, pero en arameo.