![Editorial: Una jugada inadmisible](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202005/22/media/cortadas/1424857501-kLiH-U110260696208nGI-1248x770@El%20Norte.jpg)
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La quinta prórroga del estado de alarma no solo ha dejado al desnudo las fracturas existentes en el Gobierno. Además, ha dinamitado su credibilidad ante las demás fuerzas políticas al descubrir sus juegos a varias bandas para engañar a unas y otras en medio ... de rectificaciones apresuradas y contradictorias y una sensación de descontrol incompatible con la gravedad del momento. Mientras el Ejecutivo conseguía en la tarde del miércoles los votos de Ciudadanos, el PNV y otros grupos para extender la vigencia del decreto, el PSOE y Unidas Podemos suscribían un acuerdo que les aseguraba la innecesaria abstención de EH-Bildu nada menos que a cambio de una «derogación íntegra» de la reforma laboral y de un mayor margen financiero para las comunidades y municipios. Por incomprensible que parezca, el rifirrafe entre los dos socios en el poder, que han convertido sus debates internos en pulsos en la vía pública, impide conocer si el contenido del pacto sigue en pie.
La operación es inadmisible por su contenido, ya que la tramitación del estado de alarma queda muy lejos de los cambios que puedan requerir las relaciones laborales para afrontar la crisis. Inadmisible por haberse rubricado de espaldas al Congreso en medio de un pleno, de espaldas al diálogo social que protagonizan los sindicatos y las organizaciones empresariales, y despreciando los trabajos de la comisión parlamentaria por la reconstrucción. E inadmisible porque los dos aliados en el Gobierno concedieron a Bildu poco menos que la representación de las urgencias de los trabajadores. Ello el mismo día en que la izquierda abertzale, con la que el presidente había prometido de forma reiterada que no negociaría, se negó a condenar en las instituciones vascas el ataque perpetrado en el portal de la vivienda de la secretaria general del PSE, Idoia Mendia.
Nadie en las filas socialistas puede estar satisfecho de tan nefasta jugada cuando Arnaldo Otegi la vindica en nombre de la palabra dada. El sainete protagonizado por un Gobierno que rectifica sobre la marcha un acuerdo por escrito, un vicepresidente –Pablo Iglesias– que defiende su vigencia y una vicepresidenta –Nadia Calviño– que cree «absurdo» abrir ahora un debate sobre la reforma laboral es impropio de una emergencia como la que afronta el país. Urge sacar la desescalada del enredo urdido y restituir al diálogo social la confianza mutua echada a perder de forma tan irresponsable.
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