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El tiempo muerto no existe, lo único que puede definir al tiempo es su eterno transcurrir, el tiempo es el 'Siemprevivo'. Que la inmortalidad no exista no presupone que sea inexistente el tiempo, más bien es una convincente demostración de la temporalidad como dimensión real.
El tiempo olvida las esperanzas, pero es la única esperanza que nunca se frustra. Seguro que existe pero ¿para qué nos vale el tiempo que no es humano? El tiempo irremisiblemente quita todo lo que da.
El tiempo se dilata o se diluye, no es solo una realidad física, sino incluso psicológica en la percepción humana, la lentitud y el vértigo del tiempo son los del humano, en la dimensión propia del tiempo no tenemos la menor importancia e influencia, el principio antrópico no es aplicable a la temporalidad como dimensión objetiva. Un milenio, como un segundo, sólo es tiempo, nada más que tiempo, o tal vez menos que eso. Lo siento por los milenaristas, profetas, agoreros, por los estudiosos de las cronologías y por los amantes de fechas apocalípticas.
El tiempo es simplemente tiempo. Cuando se piensa el tiempo se pierde, el tiempo simplemente huye, se ausenta empujado por más tiempo. Emplear el tiempo de forma que sea sencillamente un transcurrir, es perderlo. Los hechos tienen su propio tiempo interno y esos diferentes ritmos contagian el sentimiento con que una persona computa su tiempo de vida. El tiempo humano es el de los hechos de las personas y también el de sus omisiones.
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