Ibarrola
Después de las palabras

Nadie libre de culpa

«Nadie puede garantizar que jamás será violento y que no mancillará los derechos humanos, pues el cerebro es una máquina precisa sin corazón y el corazón una bomba de sentimientos sin razón»

Juan Villacorta

Valladolid

Lunes, 16 de septiembre 2024, 06:37

El drama de la violencia es que también puede ser creativa, imagina nuevos mundos de destrucción. La peor violencia es la amenaza de violencia pues mata la libertad. La violencia es una certidumbre apocalíptica, una de las escasas certidumbres que disponemos.

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Los animales son incapaces ... de maldad a no ser por hambre. La familia humana es poseedora de capacidad intelectiva susceptible de superarse en la destrucción creativa. Si Dios existe tiene que estar asustado, muy asustado.

La víctima tiene un poder oculto sobre el agresor, puede utilizar su arma invencible; el salmo ceremonial de su dolor. El agresor es siempre materia en acción. El agredido es espíritu en virtud de su victimismo. Las víctimas que en el mundo son acostumbran a la transmigración o al menos así lo creen.

Se tortura para perpetuarse en el poder, para sofocar la disidencia, para disuadir al enemigo, para sojuzgar popular, para calentar la hoguera de los gobiernos, como tarjeta de presentación de políticas represivas.

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Vivimos el siglo de la tortura institucionalizada. En el tiempo de la estirpe de la IA, el humano es el único animal que tortura y mata por puro placer. Existe una frontera, traspasada la cual, el humano deviene bestia. Nadie, ningún humano, ningún gobierno está libre de culpa. Nadie puede garantizar que jamás será violento y que no mancillará los derechos humanos, pues el cerebro es una máquina precisa sin corazón y el corazón una bomba de sentimientos sin razón.

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