Efe
Después de las palabras

Desmesura del humanismo

«El vacío actual representa a todo lo que es fugaz, oculta en su seno su atávica concepción de que la tensión de la vida son armonías inestables, simetrías de su abrumadora presencia en la realidad»

Juan Villacorta

Valladolid

Lunes, 14 de octubre 2024, 07:08

No pretendemos llegar a ningún humanismo, sea del tipo que fuere, tal vez pensamos que nuestra vida no lo precisa pues el humano es hoy pura acción, y por tanto es 'esencia' en el término spinozista, en tanto los que llamamos cínicamente humanismos, entre guerra ... y guerra, se muestran evanescentes, pierden su identidad, y hasta el sonido musical de su vocablo enmudece, lo que constituye para ellos una aporía insalvable.

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El vacío actual representa a todo lo que es fugaz, oculta en su seno su atávica concepción de que la tensión de la vida son armonías inestables, simetrías de su abrumadora presencia en la realidad. Los humanismos, por el contrario, son máscaras vacías, un espejismo que guarda la imagen ortopédica del fantasma de la existencia. El humanismo ha sido traducido por el humano en los hechos como símbolo de convicción antihumana, en una maquiavélica extrapolación del destino entre guerra y paz, que no tendrá otra solución que remitir inopinadamente al humano de nuevo al vacío de los imperios de los que precede y en un próximo futuro procederá, seamos o no meros androides.

Vivimos con la férrea necesidad de inventar estructuras y teorías estables, somos una especie incontrolable, hecho que constituye nuestro patrimonio más hermoso y peligroso. Construimos frente a un espejo que no refleja nuestra imagen. Tal vez el futuro sea caos, destrucción, lavatorio, y desinfección de la especie. Luego vendrá un nuevo imperio sin historia.

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