Los animales no viajan en turista

La Comisión Europea (CE) ha abierto un proceso regulatorio en relación con el bienestar de los animales en el transporte, con el objeto de actualizar la normativa actualmente vigente desde 2005. El borrador en sí no ha sorprendido al sector, que de hecho contaba con ... él, pero sí el elevado nivel de exigencias. Bruselas hace más estrictas las condiciones de temperatura del viaje, su duración, y el estado del vehículo. Algunos de estos criterios son inviables en España; por ejemplo, las recomendaciones de la EFSA en cuanto a temperatura, que no debe superar en el habitáculo los 25 grados para caballos, cerdos y bóvidos, y los 32 grados para ovino esquilado. Esto supone que en el exterior puede ser superior. En este sentido la Comisión ha propuesto la prohibición de trasladar animales durante el día si la temperatura supera los 30 grados, algo muy frecuente en nuestro país. Esto me trae a la memoria cuando en verano, no hace muchas décadas, hacía largos viajes con mi familia, en coche sin aire acondicionado, en pleno día, con temperaturas exteriores superiores a los 35 grados; y tan contentos que viajábamos los seis en el seiscientos, si bien es cierto que nosotros íbamos de vacaciones y los animales, en muchos casos al matadero, pero eso es otro cantar. Los ahora todavía largos viajes transoceánicos en avión, en clase turista, donde vas codo con codo, izquierdo y derecho, peleando por un trozo de reposabrazos con tus vecinos, con la rodilla hincada en el respaldo del sillón delantero, mientras tu cuerpo, incapaz de estirarse, adopta agotadores ángulos rectos, la única composición geométrica que se adapta a ese estrecho cubículo, en el que permaneces durante más de ocho horas. Quién fuera vaca, que dispone de más de 1,8 metros cuadrados en el camión, o cerdo, superando los 0,6, y los 0,4 para la oveja; suficiente para poder tumbarse. Todo ello con acceso a agua y alimentos. Claramente, no viajan en turista.