A nadie le amarga un dulce

Lo que llama la atención es que, al contrario de lo que se podría suponer si se considera la intensa corriente social en contra de la repostería industrial, la bollería y pastelería han experimentado un crecimiento notable. Esto refleja una tendencia de los consumidores en la que este tipo de productos de conveniencia no tiende a desaparecer. Quizás porque la innovación en estos segmentos esté jugando un papel relevante, con empresas invirtiendo en nuevas tecnologías y procesos para mejorar la calidad y reducir la cantidad de azúcares y grasas saturadas en sus formulaciones.

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Aunque, a decir verdad, parece más una decisión ajena a estos avances, generalmente desconocidos para el consumidor medio. Parece más probable que el incremento en el consumo se produzca en momentos puntuales, en determinadas festividades, casi todas asociadas a una repostería característica. En estas fechas se potencia el consumo, aunque el consumo regular no crezca o incluso disminuya. Esto sería un buen dato, porque permite mantener un sector de un importante valor, sin que los consumidores incrementen de manera desproporcionada y, sobre todo regular, el consumo de unos productos, que en exceso son perjudiciales para la salud. Y es que, de vez en cuando, a nadie le amarga un dulce.