El viaje de don Juan Carlos. Su reencuentro con los amigos de Sanxenxo. El almuerzo familiar en la Zarzuela. Sus gestos de agradecimiento al cariño popular y la añoranza de los abrazos, tiene mucho de rebelión contra la llamada 'cultura de la cancelación'. La llamada ' ... cultura de la cancelación' es una forma moderna de ostracismo o de exclusión contra alguien que se considera que actuó o dijo algo de manera inaceptable. Su origen está en las redes sociales pero ha permeado rápidamente a la vida social y política. Y es un acto dirigido a borrar o remover la figura de esa persona por sus expresiones o conducta que en el pasado sí eran aceptables o bien vistas pero hoy ya no.

Publicidad

La corriente de los neointolerantes ha contagiado al poderoso populismo español que se ha lanzado a la estigmatización y silenciamiento de personas, artistas, intelectuales, políticos que no son de su galaxia. El individuo cancelado puede ser rechazado socialmente o boicoteado profesionalmente. Lo que empezó siendo un uso de marginación y sectarismo en las redes sociales se ha convertido en un táctica para eliminar a alguien del discurso político linchándola públicamente o demandando que sea expulsada de ciertos ámbitos.

De la esfera digital ha pasado a la esfera pública. La persona, y eso lo está sufriendo el rey Juan Carlos y contra eso se ha rebelado en su viaje, debe ser erradicada, humillada y expulsada del consenso de lo políticamente correcto. Don Juan Carlos ha sido exonerado por la justicia, ha regularizado su situación patrimonial, ha abdicado del trono y se ha impuesto la pena del exilio.

Pero la televisión pública sigue citando en los informativos «los presuntos delitos» cuando sabe perfectamente que todos los expedientes están archivados. Y no solo desde el populismo más incendiario y vindicativo. También las voces que se llenan la boca de dialogo, unidad, empatía, se han sumado con entusiasmo al linchamiento. Entonces ¿por qué ese ensañamiento? ¿Por qué ese afán en borrar toda la aportación de Juan Carlos I a la sociedad española, a la democracia, a la proyección internacional?

Publicidad

El rey emérito se ha rebelado contra esa corriente que ha aplastado a tantos intelectuales, políticos o artistas sometidos al juicio sumarísimo del populismo. Dicen algunos que don Juan Carlos vive en otro mundo, que está en su burbuja, pero es justo lo contrario. Sabe que si acepta el ostracismo, la cancelación, el borrado de toda su vida, habrán triunfado los neointolerantes y el camino estará abierto para sepultar en esa fosa común todo lo que está asociado a su figura: la Constitución del 78, la Transición, la monarquía constitucional, la firmeza contra los golpes de Estado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad