Alfonso Fernández Mañueco, el pasado 4 de noviembre tras el Consejo de Gobierno extraordinario. A. Mingueza

Óxidos y vallisoletanías

Solo nos queda la hemeroteca

«Todos, absolutamente todos, lo ven. Menos el PSOE. Hay que estar muy fanatizado para no ver la realidad, así que supongo que lo ven igual que usted, pero que simplemente son cobardes»

José F. Peláez

Valladolid

Domingo, 12 de noviembre 2023, 00:00

El momento más complicado

Mañueco anuncia que pedirá la convocatoria urgente de la Conferencia de Presidentes y me parece fantástico. Es lo mínimo que se le pide a un presidente cuando su comunidad está siendo atacada. Previamente había anunciado acciones legales frente al abuso de poder de Sánchez ... tras haber dinamitado este el principio de igualdad de los españoles ante la ley. Y me parece ineludible. Su figura va creciendo, como no puede ser de otro modo con lo que tiene enfrente. Y se agradece que, en ocasiones como esta, haya alguien a la altura institucional que se le presume a un líder político. España está en su momento más duro en los últimos cuarenta y cinco años. Es cierto que, en ese intervalo, hemos tenido un golpe de estado. Dos con el de los socios catalanes del PSOE, que, por cierto, ahora asume íntegramente sus posturas, afirma que los malos tenían razón y que la culpa es de España por tener un Estado de Derecho que se supo defender. La diferencia, vemos, es que entonces el PSOE estuvo de parte de la democracia y ahora no solo está de parte de los golpistas, sino que, además, es quien atenta en primera persona contra la separación de poderes, la independencia judicial, el principio de igualdad de los españoles y el estado de derecho a través de su ataque a la Constitución y a la convivencia. Y ojo, que esto no lo digo solamente yo. Esto lo dice el CGPJ, todas las asociaciones judiciales –incluida Jueces para la Pedrocracia–, los Inspectores de Hacienda, los sindicatos de Renfe, de Adif, todas las asociaciones de fiscales, el Colegio de Letrados de la Administración de Justicia, el Sindicato de Inspectores de Trabajo y Seguridad Social, los Abogados del Estado, los Colegios de Abogados de media España, la CEOE, la Asociación de Diplomáticos Españoles y la inmensa mayoría de españoles: los demócratas. Solo falta el gremio de psiquiatras, que son los que tienen que estar a tope atendiendo a la esquizofrenia y a la psicosis de la izquierda española, que en nombre del progresismo y la socialdemocracia se entrega al totalitarismo chusco, bananero y semianalfabeto y se carga la democracia y la igualdad. Uno empieza a entender ahora lo de los intelectuales orgánicos de Franco.

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«Se agradece que haya alguien a la altura institucional que se le presume a un líder político»

Todas las organizaciones anteriores hablan de una quiebra del Estado de Derecho. Todos, absolutamente todos, lo ven. Menos el PSOE. Hay que estar muy fanatizado para no ver la realidad, así que supongo que lo ven igual que usted, pero que simplemente son cobardes. No pueden defender con convencimiento esta deriva totalitaria, heredada, supongo que por la influencia de su pacto con la ultraderecha racista y xenófoba catalana y vasca. Pero, sobre todo, porque fueron ellos mismos los que dijeron que todo esto era intolerable. El propio PSOE, uno por uno, dejaron claro que la amnistía, el referéndum, la ruptura de la caja única de la seguridad social, la cesión de infraestructuras estratégicas, la interferencia en el Poder Judicial por parte del Legislativo y absolutamente todas las imposiciones de los socios ultras al ultra en funciones eran ilegales y rompían la Constitución y el Estado de Derecho. Sin hablar de la mediación internacional, por supuesto. Sánchez, que se comporta ya como un dictadorzuelo latinoamericano, ha aceptado examinarse cada mes, fuera de España, por un grupo de cuatro extranjeros que verificarán si lo que hace les gusta a ellos y le resulta apropiado a Puigdemont. Es decir, la vida de un tipo de La Rubia la decidirán intereses extranjeros y la ultraderecha catalana. El escándalo es de tal calibre que todo lo que digamos es poco. Yo sé que mis palabras son inútiles, pero, al menos, espero que la hemeroteca recuerde quien fue cada cual, y los vallisoletanos del futuro, cuando se pregunten cómo pudo pasar, vean que el PSOE no fue una abstracción sino personas con nombres y apellidos que decidieron ir en contra del pueblo y convertirse en un golpismo antidemocrático al más puro estilo venezolano. Pero que no todos fuimos unos borregos pro-golpistas. Ni muchísimo menos.

«La vida de un tipo de La Rubia la decidirán intereses extranjeros y la ultraderecha catalana»

A pesar de todo tengo la convicción de que saldremos de esta desde el Estado de derecho, la Constitución y la democracia. Eso es lo que defendemos, eso es contra lo que el PSOE está atentando y eso es lo que nos salvará: los jueces, las autonomías y, por supuesto, Europa. La Comisión y el Consejo Europeo nos protegerán como ya hicieron al ir contra Polonia y Hungría por derivas antidemocráticas similares. Y a los cargos del PSOE, un consejo. Pedro se irá a dar conferencias sobre feminismo a 100.000 euros la hora y abandonará España para no volver. Pero los que tendréis que bajar la mirada para siempre por la vergüenza delante de vuestros vecinos sois vosotros. Porque os va a dejar tirados. Y no tardando. Así que mejor defended la democracia y la Constitución. Que quizá el futuro traiga una Ley de Memoria Democrática y algunos van a acabar pidiendo una amnistía, pero a los de enfrente.

La casa de Colón

Con todo esto casi se le quitan las ganas a uno de hablar de nada. Pero la vida sigue. El mes pasado, José Delfín Val publicaba en Zenda un texto que resulta de enorme interés para los vallisoletanos. En él, afirma que Colón no murió, como dice la tradición, en el Convento de San Francisco sino, probablemente, en una casa de la actual calle Juan Mambrilla. La teoría ha sido argumentada por el profesor de la Universidad de Valladolid Lucio Mijares y tiene todo el sentido. Cuando Colón vino a Valladolid por última vez estaba enfermo y se encontró una ciudad con todas las 'plazas hoteleras' ocupadas porque se encontraban en ella los nuevos reyes, Juana I de Castilla y Felipe el Hermoso, recién llegados de Flandes. Colón no vino solo sino con sus dos hermanos y siete criados, por lo que, probablemente, tuvo que hospedarse o en un convento o en la casa de alguien. La cosa es que murió y el funeral tuvo lugar en La Antigua, algo que no podría haber sucedido de haber fallecido en el propio convento, por lo que seguramente lo hubiera hecho en una casa de la zona correspondiente a esa parroquia. Uno de los testigos de su muerte, citados en el testamento, fue Andrés de Mirueña. ¿Y por qué Andrés de Mirueña? Pues porque estaba presente. Y su casa estaba en la calle Francos, actualmente Juan Mambrilla, según sugiere el profesor Anastasio Rojo al analizar legajos del archivo, que es la hemeroteca de la historia.

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Coda

Contra Juana daría luego un golpe de estado su hijo Carlos, nacido y criado en Flandes, donde reside ahora Puigdemont. Los vallisoletanos jamás aceptaron que el destino de Castilla estuviera en manos de extranjeros y aquello acabó en la guerra de las Comunidades. Va a estar interesante ver a la izquierda el 23 de abril tirar los pendones de Castilla y pasarse al bando de enfrente.

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