Óxidos y vallisoletanías
Nos está quedando un siglo para enmarcarÓxidos y vallisoletanías
Nos está quedando un siglo para enmarcarHizo Mañueco un buen discurso en el Senado el jueves. Muy bueno, diría yo. Parece que se quitó el corsé, elevó la altura y, por una vez, no habló como el presidente de la comunidad de regantes del Esla sino como lo que es: el ... presidente de la Junta de Castilla y León. Pocos cargos hay en España que te permitan hablar con esa autoridad moral y ese peso institucional. Lo hizo y hay que reconocerlo porque no se trataba de una sesión cualquiera sino de la Comisión General de las Comunidades Autónomas. Y era tan importante la cosa que el PSOE decidió que quizá era el día idóneo para despreciar a la Cortes Generales y no aparecer por el Parlamento, no fuera a decir alguno de ellos lo que no debe –es decir, lo que realmente cree– y lo tengan que mandar a un campo de reeducación este verano. Cabe recordar que el Parlamento español está compuesto por dos Cámaras: el Congreso y el Senado. Que ambas están constituidas y no en funciones.
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Y que el hecho de que el gobierno no acuda a una de ellas es una macarrada y una falta de respeto al pueblo español, cuya soberanía está allí representada. Así que, con la ausencia cobardona del gobierno, el absentismo de los senadores por designación autonómica y la espantada de sus presidentes regionales, el PSOE no boicotea al PP sino a los españoles. Pero ellos sabrán. Ya es sabido que Castilla y León les importa muy poco y que, además, lo dan por perdido, por lo que pueden despreciarnos lo que sea necesario sin que suceda nada. Tanto es así que nuestra paisana Reyes Maroto dijo ese mismo día en la prensa nacional –y cito literalmente– que «con Bildu mejoramos la vida de los españoles». Lo que hay que hacer por un plato de lentejas es desolador. La cosa es que no sé yo si la vida de Miguel Ángel Blanco la mejoraron mucho, la verdad. O la de todos los secuestrados por Otegi, el único socio que –hoy por hoy– tiene el PSOE, en un bochorno del que los viejos socialistas se sentirían avergonzados. Como el resto, vaya. En cualquier caso, estoy convencido que este discurso va a ser muy bien recibido en Medina del Campo, donde los votantes socialistas se agolpan por las calles pidiendo a Reyes que, por favor, condonen la deuda a los catalanes para pagarla ellos de sus bolsillos. Que nos roben lo que quieran, que nosotros lo pagamos encantados y se lo quitamos a nuestros hijos para dárselo a ellos porque así luchamos contra el fascismo. En fin.
El orden de intervención de los presidentes autonómicos fue el de la aprobación de sus respectivos estatutos de autonomías. Por eso Mañueco llegó al final. Y le vino bien. Tras los discursos de los demás, llegó Castilla y León como cuando llega el abuelo a la mesa y deja las cosas claras sin levantar la voz. Leyó el presidente un discurso que no solo aludía a la importancia histórica de nuestra tierra, a su autoridad moral en la configuración de España, a la integración cultural plural y diversa que logramos y al abrazo que representamos a todas las tierras de España sino, sobre todo, a anunciar medidas judiciales contra Sánchez si condona la deuda a Cataluña. Ya era hora de que quien se supone que nos representa levante la voz, asuma su papel más allá de las competencias y diga basta. Aunque sigo pensando que no habrá amnistía –porque no habrá acuerdo– y vamos a elecciones en enero. Pero si esta amnistía realmente llegara a aprobarse, las medidas judiciales no deberían referirse solo a la deuda. Aunque desde luego, también: nuestros niños y nuestros mayores tienen necesidades que el presupuesto de la Junta no puede acometer porque debe ajustarse a los criterios impuestos mientras otros gastan lo que no tienen para malversarlo y el PSOE no solo les perdona, sino que les pide perdón y ¡lo pagamos nosotros! De locos. Pero decía que, evidentemente, si el PSOE se atreviera, no solo habría que plantear un recurso de inconstitucionalidad sino actuar, incluso penalmente si fuera el caso, contra todos y cada uno de los responsables. Y levantar un cordón sanitario contra ese partido de modo indefinido.
Sin embargo, los ciudadanos de Castilla y León no se movilizan por la crisis de la separación de poderes, por la financiación, por la condonación de la deuda a los catalanes, por la amnistía a los fascistas y a los terroristas con los que se ha asociado el PSOE ni por la fragilidad extrema a la que han llevado a nuestra democracia. Los ciudadanos se manifiestan contra Israel. Sí, señor. Ni una manifestación condenando a los terroristas de Hamás, ni una manifestación de solidaridad con el pueblo judío, ni una concentración contra aquellos a cuya familia han matado, violado, descuartizado, decapitado o quemado. Al contrario, hemos visto manifestaciones de apoyo y comprensión a quienes quieren instaurar un estado islámico que destruya Israel, la libertad, la democracia y los derechos de las mujeres y los homosexuales. La historia nos recuerda que, de vez en cuando, en Europa aparece el antisemitismo. Ya sabemos cómo acaba. Y cuando nos preguntamos cómo pudo ser posible el holocausto de los nazis, no hay más que mirar lo que está sucediendo hoy para entender también cómo empieza.
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Mientras todo esto sucede, se inaugura en las Cortes 'El fuego de la conciencia', sobre la novela 'El Hereje'. El presidente Pollán hace un discurso conciliador, integrador y con una voluntad de concordia aparentemente sincera. Por su parte, García-Gallardo aprovecha su turno para decirnos que la libertad religiosa hoy es la de ser católico. Hay que estar bastante fuera de la realidad para pensar que en Castilla y León hay una persecución hacia nosotros, los católicos. Pero él sabrá. La cosa es que, en ese mismo momento, Vox registraba en el Congreso una proposición no de ley para que se paralicen todos los trámites para la concesión de la nacionalidad española a las personas procedentes de la 'cultura islámica'. Que, la verdad, como defensa de libertad religiosa me parece que está en la lista justo detrás de los autos de fe. Se confirma que algunos partidos tienen un cacao importante y están a media hora de hacer una exposición homenaje a la Inquisición al lado de la de homenaje a Salcedo. Pero la política hace extraños compañeros de cama y esta agresión a la libertad religiosa seguramente haya sido bien recibida por la extrema izquierda, que quiere hacer lo mismo, pero con los judíos. Entre unos y otros nos está quedando un siglo XXI para enmarcar.
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