Secciones
Servicios
Destacamos
La campaña ha terminado y eso es algo por lo que nunca podremos dar las suficientes gracias a Dios y a la Ley Orgánica 5/1985 del Régimen Electoral General que, por cierto, pide a gritos una revisión. No tiene ningún sentido una campaña de ... quince días. Es algo insoportable y un castigo divino que lo único que logra, en realidad, es desmovilizar a la gente a fuerza de recordarles la mediocridad entre la que tienen que elegir. No tiene sentido dos semanas de parón, tratando a la gente como si fuera idiota, para algo que se podría ventilar en tres días, siendo generosos. Y, por cierto, tampoco tiene sentido seguir considerando al elector como menor de edad, como un ente inmaduro que no está preparado para leer encuestas desde el lunes anterior a las elecciones. Se supone que es para no influir, pero, desde luego, pocas manipulaciones más grandes que hacer creer a la gente que en una semana aquí no ha pasado nada. Y menos si la semana ha sido como esta, un disparate de principio a fin, un eslalon de escándalos que han hecho que la campaña salte por los aires y que en todos los cuarteles electorales del PSOE se encuentren conmocionados. Y muy preocupados. Se percibe, fundamentalmente, por esa actitud de falsa tranquilidad, como que 'aquí no ha pasado nada', prueba inequívoca de que sí que pasa. Y mucho. El colofón, su director de comunicación, el terracampino Ion Antolín, que, en Twitter, nos dice (sic) que «hay algo de ruido, pero yo, ¿mis sensaciones eh? VAMOS BIEN. (Guiño)». No es para menos Ion. Es para estar tranquilo. Total, qué más da que el 'número tres' del PSOE en Andalucía y el vicepresidente de la Diputación de Granada aparezcan implicados en un secuestro. Sí, en un secuestro. O que el 'número dos' del PSOE a la Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife haya sido detenido por una presunta agresión. O que los escándalos de compra de votos aparezcan ya por toda España o incluso que un candidato socialista en Valencia haya resultado ser un 'latin king'. Vamos bien, Ion. (Guiño, guiño). Inmejorables, diría yo. Y eso que creíamos que la cosa no podía ir ya a peor después de la infamia de Bildu. Pues nada. Se puede, claro que se puede y la segunda semana de campaña ha sido un horror integral, un lodazal, un espectáculo lamentable generalizado con Podemos brillando especialmente; un Podemos echado al monte, prometiendo cosas tan geniales como retirar una medalla a Ana Rosa, poner profesores de fitness en los parques –no sé si los harán funcionarios– o abrir ludotecas para que las madres se puedan ir a tomar cervezas. Para rematar, los compañeros y las compañeras se han retratado disfrazados de superhéroes y superheroínas y a la camita a dormir. Fantástico todo. Si los vieran los viejos comunistas…
Y en lo estrictamente local –si es que alguien puede seguir instalado en la ilusión de que es posible hacer esa separación– hemos de agradecer que el tono haya sido diferente. La campaña ha sido de guante blanco de principio a fin, los debates correctos y todos los candidatos han mantenido la cortesía y las formas, en algunos casos por primera vez en toda la legislatura. Pero nunca es tarde y siempre es bueno dar un primer paso hacia la educación y los buenos modales. Esa ha sido la parte buena. La mala es que el domingo a las 22.00 volveremos a la realidad y se acabará este espejismo. Veremos a quién le cambia la cara, si a un Jesús Julio que, de perder, habría cambiado 'el rabo por las orejas', es decir, el escaño azul de consejero por el escaño gris de jefe de la oposición en lo que encuentra acomodo, o a Puente, que vería como la ciudad le diría que basta, que hasta aquí hemos llegado y que a buscarse un hueco en las listas para las generales, que para algo es él el que las hace. Y quién sabe si acompañado de Ana Redondo, que en el mitin del pasado domingo declaró su fervor sanchista delante de toda la ciudad. Quizá es porque lo cree. Quizá es por lo que pueda pasar a partir de lunes. En cualquier caso, uno tiene la sensación de que gane quien gane no pasará nada –para bien y para mal– y las cosas irán más o menos igual en nuestra tranquila y agradable decadencia. La realidad es que todos los alcaldes que hemos tenido han aportado y han hecho algunas mejoras en la ciudad. La sensación es que, haya o no haya cambio, así seguirá siendo.
Aunque gane quien gane, ya sabemos quién va a perder: El Norte de Castilla. El ganador dirá que lo ha sido a pesar del apoyo manifiesto de El Norte de Castilla al otro bloque. Esa es la percepción que tienen y prueba inequívoca de que las cosas se han hecho bien. Lo extraño será averiguar cómo este periódico puede trabajar a la vez –y todo esto lo he oído directamente– para que gane Puente, para que VTLP sume otro concejal, para que Vox llegue a tres escaños y para que el PP sea la lista más votada. Todo a la vez y todo de modo compatible. Es un misterio, casi magia. Si Puente pierde, supongo que escucharemos que la culpa ha sido, en este orden, de la campaña basura de la derecha, de Cecilio Vadillo, del hundimiento de VTLP, de que Podemos suelte a violadores, de que en Castilla no se acaba de ver bien eso de pactar con etarras y de los escándalos de los miembros de su partido. Si gana, será un espaldarazo claro a su modelo y a su persona. Por su parte, si Jesús Julio se convierte en alcalde, nos dirá que la campaña ha sido una obra maestra de la estrategia, que su solvencia ha sido decisiva y que le ha sobrado con unos meses para poner el orden que ha faltado en ocho años. Si pierde, la culpa será de Pica, de Del Olmo, de la tardanza de Mañueco en elegir candidato y del estropicio que llevó a cabo la anterior dirección del partido en 'la noche de las diputaciones largas'. Y a otra cosa.
A quien gane solo le pido una cosa: que ponga un marcador electrónico encima del Edificio Conde Ansúrez con un contador en tiempo real de los habitantes censados. El objetivo numero uno ha de ser recuperar los 300.000 en esta legislatura. El que lo consiga tendrá mi voto. Bueno, eso y lo de prohibir el carnaval, que es lo que realmente quiero. Y niebla en julio. Y que la campaña de las generales nos pille con los chakras alineados para que podamos mantener el equilibrio y la salud mental en la cena de Nochebuena. Aunque, visto lo visto, me parece que lo llevamos claro.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.