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El Edificio Conde Ansúrez, en la esquina de Doctrinos con San Ildefonso. Carlos Espeso
Crónica de una campaña infame

Crónica de una campaña infame

José F. Peláez

Valladolid

Sábado, 27 de mayo 2023, 00:09

La campaña ha terminado y eso es algo por lo que nunca podremos dar las suficientes gracias a Dios y a la Ley Orgánica 5/1985 del Régimen Electoral General que, por cierto, pide a gritos una revisión. No tiene ningún sentido una campaña de ... quince días. Es algo insoportable y un castigo divino que lo único que logra, en realidad, es desmovilizar a la gente a fuerza de recordarles la mediocridad entre la que tienen que elegir. No tiene sentido dos semanas de parón, tratando a la gente como si fuera idiota, para algo que se podría ventilar en tres días, siendo generosos. Y, por cierto, tampoco tiene sentido seguir considerando al elector como menor de edad, como un ente inmaduro que no está preparado para leer encuestas desde el lunes anterior a las elecciones. Se supone que es para no influir, pero, desde luego, pocas manipulaciones más grandes que hacer creer a la gente que en una semana aquí no ha pasado nada. Y menos si la semana ha sido como esta, un disparate de principio a fin, un eslalon de escándalos que han hecho que la campaña salte por los aires y que en todos los cuarteles electorales del PSOE se encuentren conmocionados. Y muy preocupados. Se percibe, fundamentalmente, por esa actitud de falsa tranquilidad, como que 'aquí no ha pasado nada', prueba inequívoca de que sí que pasa. Y mucho. El colofón, su director de comunicación, el terracampino Ion Antolín, que, en Twitter, nos dice (sic) que «hay algo de ruido, pero yo, ¿mis sensaciones eh? VAMOS BIEN. (Guiño)». No es para menos Ion. Es para estar tranquilo. Total, qué más da que el 'número tres' del PSOE en Andalucía y el vicepresidente de la Diputación de Granada aparezcan implicados en un secuestro. Sí, en un secuestro. O que el 'número dos' del PSOE a la Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife haya sido detenido por una presunta agresión. O que los escándalos de compra de votos aparezcan ya por toda España o incluso que un candidato socialista en Valencia haya resultado ser un 'latin king'. Vamos bien, Ion. (Guiño, guiño). Inmejorables, diría yo. Y eso que creíamos que la cosa no podía ir ya a peor después de la infamia de Bildu. Pues nada. Se puede, claro que se puede y la segunda semana de campaña ha sido un horror integral, un lodazal, un espectáculo lamentable generalizado con Podemos brillando especialmente; un Podemos echado al monte, prometiendo cosas tan geniales como retirar una medalla a Ana Rosa, poner profesores de fitness en los parques –no sé si los harán funcionarios– o abrir ludotecas para que las madres se puedan ir a tomar cervezas. Para rematar, los compañeros y las compañeras se han retratado disfrazados de superhéroes y superheroínas y a la camita a dormir. Fantástico todo. Si los vieran los viejos comunistas…

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