El Ayuntamiento no puede lavarse las manos con el centro de refugiados

No es fácil que el ministerio del Interior reconozca a una persona la condición de refugiado, pero una vez que se le ha reconocido, generalmente porque ha tenido que abandonar su país porque su vida corre peligro, las administraciones deben facilitarle los medios para que pueda desarrollar su vida en España con normalidad, como desearíamos los españoles si nos encontráramos en sus circunstancias. Y entre estas administraciones se encuentran los ayuntamientos.

El anterior equipo de gobierno del Ayuntamiento de Valladolid, en cumplimiento de su responsabilidad como administración pública, se prestó a colaborar con la administración del Estado para que Valladolid fuera una ciudad, como otras, que tienen centros para acoger a las personas refugiadas. El actual gobierno municipal de Valladolid debe definir con claridad si está dispuesto a colaborar con la construcción de un centro para refugiados, dando con ello cumplimiento a la Constitución Española.

El acto que se celebró el pasado lunes en el centro cívico de Delicias supuestamente era para informar a los vecinos sobre el centro de refugiados. En el acto estuvo el concejal de urbanismo, de mero espectador, sentado entre el público, como si fuera un invitado. Muchos vecinos nos enteramos del acto por los carteles pegados en la calle por una asociación que tiene buena sintonía con el actual equipo de gobierno municipal, en los que se nos convocaba a decir no a la construcción de un centro de inmigrantes, que no de refugiados. No se convocaba para que pudiéramos informarnos y tener un criterio sobre lo que es un centro para refugiados, y así poder decidir libremente si queremos contribuir a ayudar a aquellas personas que están sufriendo la violencia en sus países.

Esa misma asociación repartió a la entrada los carteles que luego portaron algunas personas. Antes de empezar la información de los representantes del Ministerio comenzaron los gritos contra la construcción del centro para inmigrantes, cuando lo que allí se iba a informar es sobre un centro para refugiados. Puede ser que muchas personas de las asistentes no tengan muy claro la diferencia entre lo que es un refugiado y lo que es un inmigrante, pero el equipo de gobierno municipal y las asociaciones que han utilizado el termino emigrante en vez refugiado sí lo tienen claro. Crear un estado de opinión contra todo lo que llega de fuera, en este caso contra quien más sufre, no me parece que contribuya a crear una sociedad mejor. Es necesario que el alcalde de Valladolid manifieste públicamente si quiere que nuestra ciudad cuente con un centro para refugiados, lo contrario es eludir sus responsabilidades.