Coincido con el señor Igea en un par de asuntos relacionados con la nueva ola de contagios. El primero, que es necesario limitar el desmadre actual, y el segundo que el Gobierno central se ha lavado las manos dejando que cada palo aguante su vela ... porque, según él, las autonomías tienen poderes suficientes para combatir la pandemia. Abrir el periódico, sentarse ante la tele o escuchar la radio convencional es constatar que las actitudes de los irresponsables las pagamos todos. Así que, a riesgo de que los hosteleros se cabreen más de lo que ya están por las nuevas restricciones que afectan a su actividad, el vicepresidente de la Junta ya ha dicho que los locales del ocio nocturno tendrán que cerrar a las dos de la mañana, como muy tarde. A la espera de que sus dueños hagan públicos nuevos comunicados quejándose, las consecuencias del presente jolgorio son graves para el sector aunque conviene recordar que la hostelería ha aguantado mejor que muchos otros negocios arrasados por esta maldición que se lleva todo por delante.
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El lavatorio de manos de don Pedro Sánchez se comenta por sí solo y, para no parecer tibio, confieso que me encabrona. Así que aplaudo al doctor Igea por su crítica y por la decisión de adelantar el cierre de locales a esa hora, que me daña lo justito porque mucho antes de las dos suelo estar en la piltra. Es más: el telediario de las nueve siempre me pilla en casa…
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