Johnson, sin contrapesos
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Es necesario que la salida del Reino Unido de la UE permita pasar página y arbitrar los vínculos de futuro entre Bruselas y LondresLa rotunda victoria obtenida por Boris Johnson al frente de los conservadores concede al líder 'tory' una mayoría absoluta tan holgada que le facilitará liderar su propio partido con la soltura que no pudo soñar siquiera su predecesora Theresa May. Una campaña electoral centrada en ... el 'brexit' no logró, sin embargo, que la suma de los votos cosechados por las opciones partidarias de que el Reino Unido salga de la UE fuese superior a los apoyos recibidos por las formaciones favorables a continuar en la Unión. Aunque ni la posición de estos ha resultado tan sólida y beligerante como para que pueda cuestionarse el sentido del sufragio popular; ni el sistema electoral y su resultante institucional permiten contrapesar siquiera los propósitos de Johnson al respecto. El escrutinio del miércoles dejó en manos del 'premier' británico la gestión del 'brexit'. Al tiempo que la poca relevancia que los demás temas y propuestas programáticas han adquirido en el debate público permite a Johnson establecer el cuadro de prioridades de una acción de gobierno de la mayoría conservadora, sin margen para la disidencia interna. Tan indiscutible vencedor encarna una personalidad política tan singular que bien podría tomarse muy en serio sus propias palabras de ayer tarde, cuando aseguró que gobernará para todos los británicos y no solo para quienes le secundaron en las urnas. Su éxito recuerda el obtenido por Margaret Thatcher. Pero a diferencia de la Dama de Hierro, la inclinación populista de Johnson podría llevarle a revisar el canon conservador para ampliar precisamente la relación obtenida con votantes que no parecían estar al alcance de la tradición 'tory'. Si acaso, con la salvedad de las aspiraciones soberanistas del nacionalismo escocés, el otro triunfador de la jornada. La llamada a la «unidad» del país por parte de Johnson, con mención expresa también a Escocia, invita a suponer que no seguirá la política condescendiente de David Cameron ante la vindicación de un referéndum que adquiriría un carácter europeísta en esa parte del reino. Johnson debería rehuir inmediatamente el demagógico anuncio de que el 'brexit' es la gran solución de los problemas que atraviesan los británicos, y la respuesta feliz a sus necesidades. Es lo que hemos de esperar también desde el resto de la Unión Europea. Que la salida del Reino Unido permita pasar página, y arbitrar los vínculos de futuro entre Bruselas y Londres, diciendo definitivamente adiós al 'brexit' como angustia o amenaza.
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