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El jinete demediado

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Pablo Iglesias ignoró el principio más sabio: 'No menospreciar a tu adversario'

Viernes, 7 de mayo 2021, 07:16

Subyugada por la corriente, no sé si alterna o no, de la noche electoral madrileña, me enfrenté a uno de esos programas informativos maratonianos, cuyo conductor manejaba las conexiones como en un circo de tres pistas. Alrededor de la mesa se sentaban expertos en política, ... directores de publicaciones y colaboradores atentos a la señal para que intervinieran diciendo prácticamente lo mismo, pero de manera diferente. Se retransmitía el tanto por ciento del voto escrutado, serpenteaban los vaticinios, las causas, las consecuencias y los antecedentes con un frenesí que acabé creyendo que era madrileña, y que de aquellos resultados dependía mi vida. Advertí, una hora después, que me había mimetizado con el programa. Al inicio me había servido unas patatitas y un vino, para echar el atardecer en la tarea informativa, pero para cuando quise darme cuenta era un manojo de nervios y había acabado la bolsa familiar y Pablo Iglesias, más miembro de la casa de Bernarda Alba que nunca, declaraba que abandonaba la política: «En esta campaña me he convertido en un chivo expiatorio. A día de hoy, no soy una figura política que pueda contribuir a mi partido». Me pareció que también decía algo como que había que ceder el puesto a otro, pero no podría jurarlo.

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