Secciones
Servicios
Destacamos
Pues sí, una verdadera montaña rusa electoral es la que nos espera de aquí al verano: abril, mayo, junio, y tres citas electorales, cada una con su peculiaridad. Elecciones vascas, ya mismo; catalanas, en mayo; europeas, en junio. Será éste un buen momento para alguna ... que otra reflexión previa, sin otra intención que analizar el estado de la cuestión. Lejos de mí, parangonando a un clásico, la «funesta manía de pronosticar» más allá de lo que sea perfectamente previsible; los pronósticos, a menudo pintados de interés y de preferencia, los carga el diablo, y dejan en muy mal lugar al que los practica de manera ligera y frívola, especialmente si no acierta.
Vamos con Euskadi. Aquí hay un escenario bastante previsible, pero solo parcialmente previsible. Parece fuera de duda que los dos partidos nacionalistas en competencia, el PNV y Bildu, obtendrán las dos primeras plazas. La duda está en qué orden, o sea, si por primera vez la izquierda abertzale que representa Bildu será más votada que el PNV. Desde hace un tiempo, varios sondeos preelectorales apuntaban esa posibilidad, e incluso en esa clave se interpretó el hecho de que el PNV prescindiera del actual Lehendakari como candidato, apostando por alguien nuevo y joven, consciente de que Bildu estaba penetrando en esa franja del electorado y de que imagen, tras largo tiempo de gobierno, aparecía gastada y un tanto caduca, demasiado apegada a un sector tradicional del electorado. Hasta se escucharon algunas voces que lamentaban ciertas concesiones del Gobierno de coalición de la legislatura anterior (PSOE-Podemos) que habrían contribuido a facilitar a Bildu la confección de una imagen un tanto amable, alejada de su pasado, con contenido y proyección social. Para quienes se expresaban así, no era casualidad que Bildu hubiera aparecido como negociador preferente de la reforma laboral o de la memoria histórica.
Tal vez por eso, y para evitar malos entendidos y males mayores, el PSOE de Euskadi se ha apresurado a anunciar que no facilitará a Bildu acceder a Ajuria Enea, ni siquiera si fuera más votado que el PNV, y que será el PNV el beneficiario de sus apoyos. No hay otra: al fin y al cabo un PNV desairado podría tener malas tentaciones de acercamiento al PP, mientras que Bildu tiene menos posibilidades de cambiar de novia. Y parece que, últimamente, la tendencia va evolucionando a favor del PNV, y frenando algo las expectativas de Bildu. Permanece no obstante la incógnita y la incertidumbre, porque sería mucha noticia que Bildu fuera más votado, aunque eso no suponga un cambio del Gobierno vasco, por lo dicho. Tal vez esté ocurriendo que el anuncio del PSOE esté ya jugando a favor del PNV, con algún trasvase de voto.
Este es el otro aspecto a destacar. El PSOE ya jugó a anticipar apoyos en Galicia, allí en favor del BNG, y ya recordarán lo que pasó, que una bolsa muy considerable de voto útil se fue directamente al BNG y el PSOE de Galicia cosechó su peor resultado histórico. Ya sé que en Euskadi hay otros ingredientes, que aquí hay dos opciones y que la proyección externa de dar el Gobierno vasco al PNV o a Bildu no es indiferente a los efectos de la política nacional. En todo caso, a mí, personalmente, me parece un error descubrir las cartas de antemano con tanta claridad; puede sospecharse fundadamente que ocurrirá así, que el PSOE optará por el PNV, pero cada uno debe intentar jugar sus bazas hasta que se abran las urnas. El riesgo de un decantamiento tan prematuro es grande y puede tener un efecto disuasorio apreciable. ¡Casos se han dado!
La otra parte del interés está, aunque en otro nivel, en comprobar si el PP tira de voto útil de VOX, siendo ésta una parte fundamental de su actual estrategia; y si su previsible crecimiento electoral allí tiene mayor dimensión que el que pueda tener el PSOE, aunque quede por detrás en voto. Éste es precisamente un factor añadido de riesgo para el PSOE, si su anunciado apoyo al PNV tiene ese efecto indirecto al que me refería.
Lo de Cataluña tendrá, como es bien notorio, otro alcance y merecerá un análisis más detallado cuando esté más cerca la cita electoral. Bastará ahora con apuntar que el escenario es muy distinto: allí hay también una dualidad nacionalista en competencia, Junts y ERC, pero las previsiones son justamente inversas a las comentadas en Euskadi. En Cataluña la previsión es que el PSC-PSOE puede ser la primera fuerza y la cuestión es si podrá sumar mayoría con uno de los partidos nacionalistas, obviamente con ERC, se entiende que por proximidad ideológica. Allí el asunto es a quién apoyarán los socialistas y aclarado está; aquí es lo contrario: de quién recibirán apoyo, y aclarado no está, o, al menos, ninguno lo ha dicho de antemano, ni lo dirá, teniendo en cuenta el nivel de pugna entre los dos partidos nacionalistas. Hay además otros factores en juego: por ejemplo, si un eventual acuerdo PSC-ERC no diera mayoría suficiente, qué harán los minoritarios que pueden ser determinantes, los Comunes, la CUP; y qué hará Junts en Madrid si se ve desplazado en Barcelona. Y hasta puede ocurrir que la llave última la tenga el PP si crece, si el PSC y ERC no llegan y si los otros minoritarios no se añaden, ni siquiera con abstención. Algo de eso ya pasó en el Ayuntamiento de Barcelona y fueron concejales del PP quienes dieron la alcaldía al PSOE. Antes habrá que ver si, también aquí, el PP toma voto útil de VOX y si se ensancha en el espacio constitucional moderado que en su día ocupó Ciudadanos. Interesante de verdad, por lo que estas elecciones supongan en Cataluña y por la repercusión que tengan en España, que puede ser determinante del próximo futuro.
Y las europeas, en fin. Muy probablemente convertidas, si es que no lo están ya, en más nacionales que nunca, estando el ambiente como está, con un cierto aroma de segunda vuelta de las generales de julio pasado. Creo también que llegaremos a ellas con más conciencia de lo que la Unión Europea significa de verdad para tantas cosas que importan, para la economía, para la agricultura, para la salud, para el consumo, para el medio ambiente, para la vida diaria de los ciudadanos de cada país miembro, porque no hay prácticamente nada que no esté condicionado actualmente por alguna de las políticas comunitarias. Una cosa y la otra, la tensión nacional y el impacto más visible, aumentarán la participación, que no fue demasiado elevada cuando lo europeo se venía con lejanía. Así que también aquí habrá un campo de análisis con elevado interés.
El panorama, pues, no puede ser más estimulante a todos los efectos. Porque todo lo descrito se va a producir en un contexto de la política nacional verdaderamente intenso. No hay más que verlo: la legislatura en espera, sin presupuesto y casi todo pendiente; con previsiones generales que pueden modificar, o no tanto, el escenario en que nos movemos desde aquel 23 de julio y la azarosa investidura que lo siguió. Lo dicho: no hay quien dé más.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.