Las noticias más leídas del viernes 7 de febrero en El Norte de Castilla

Quizá lo de Tamames, un sabio en un gallinero, la Historia en medio de chisgarabís, botarates y Rufián de traje, sea lo último que veamos antes de que nos coma la tostada la I. Artificial. La misma que en el móvil de mi amigo Martín- ... Hevia hace poemas que tienen cierto sentido, cierto ritmo, y que jubilará a más de un hacedor de haikus. Resulta que, como contaba este periódico, entre algoritmos, datos y cálculos, la Inteligencia Artificial que antes decíamos ha ido buscando el prototipo del español por regiones. A los andaluces los ha pintado de Simbad, a los de esta tierra con la mirada de modelo, dice el artículo que probablemente con el fondo de San Gregorio, y yo les veo una mirada con algo de Cid Campeador, si es que alguna vez vi al Cid sin barbas, que es como aparece.

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Uno anda acongojado con esto de la Inteligencia Artificial, con que caiga en manos de Putin o los bolivarianos, pero este ensayo y error de las caras hispanas, en la que un balear es clavado a un guanche, nos devuelve la esperanza en que estos cachivaches, todo lo avanzados que quiera, o que se quiera, nunca podrán llegar a sentir lo que sintiera, un poner, Juan de Juni.

Decía Severo Ochoa que somos física, química y misterio, y, amigo lector, el día que el espíritu se pueda resolver con lo binario quizá coja mis bártulos y me exilie de respirar. Mientras tanto, aún hay aliento de sublimidad en Silos, en el cielo bajo, en un vino conversado sin saber por dónde saldrá la parla.

Tamames, todo lo filtrado que se quiera, se ve que no fue un robot y se mosqueó. No fue un robot, aunque se equivocó de programador.

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