Morante, Yamal
«La juventud española no me representa si es la de Lamine. Hay que comparar, ahora que las aves del cielo anuncian el fin del sanchismo, el referente con los que van a a crecer los que nos van a pagar la jubilacion»
Fue una tarde de esas de Juncal, el Búfalo y la corrida del Puerto de Santa María. Fue el arte en la arena, la locura ... en los tendidos, y el Gobierno que se despeñaba. Ya saben ustedes que aquí, en esta tronera, hay ley, hay mucha ley a José Antonio Morante de la Puebla. Todo sucedió hace una semana y parece, ay, que ha pasado un mundo. Carlos Alcaraz hacía historia, y España, si quisiera, podría ser la reina del mundo. Porque hay nobleza en la cara fatigada de las tristezas nocturnas y gesto de triunfo trabajado en el murciano. Pero está Lamile Yamal elegido por los dioses pero cada día más perdido. No le niego que en un bienio destrone a Maradona, pero parece que La Masía no ha entrado en él. Tanto flequillo amarillento, tanta parafernalia, para un país que no es así. Williams lo intenta refrenar como no hace el padre ultra que tiene en las gradas. Pero de nada sirve.
Le dieron la estrellita moral de promesa cumplida, y en lugar de la humildad se ha ido a los rincones del césped a tontear. Sí, que tiene edad. También la tenía Morante de la Puebla, y se vestía o se iba al campo a torearle a la verónica. La juventud española no me representa si es la de Yamal. Ya digo que por él no ha pasado La Masía, con lo que tiene la cantera de Pirineos Nevados y Wilfredos pilosos. Hay que comparar, ahora que las aves del cielo anuncian el fin del sanchismo, el referente con los que van a a crecer los que nos van a pagar la jubilacion. Y esto que escrito parece ligero, pero dentro van las vigas maestras de lo que puede ser mañana mismo. Hoy mismo si me apuran.
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