

Secciones
Servicios
Destacamos
Todos, en la adolescencia, quisimos ser como Mario Vargas Llosa y escribir como Gabo. Pasó el tiempo, vimos que fuera había lo que había, y ... por eso quisimos ser como Mario y escribir como los dos. Porque en Vargas Llosa se ha juntado una forma muy caballerosa de estar en el mundo y en las grandes causas de la Humanidad del lado de la libertad, y eso ha movido a muchos a considerarlo un 'señoro'. Y hablo de gente con sillas en los cabildos universitarios. Gente que se presupone preparada. Mi amiga y hermana Karina Sainz Borgo ha estudiado estos fenómenos de los que refutan a Vargas Llosa por no compartir la deriva de América Latina. Ladran luego cabalgamos, habría que decir en este caso donde más refulgen los intelectuales y los creadores que no tienen detrás a un régimen dándole alfalfa. Quisiera que está columna fuera una columna sobre el Mario que abrazó las libertades civiles en este, su país, de acogida. Aquel al que yo abracé una lejana tarde en la plaza de España de Madrid y lo saludé por su valentía en la gran manifestación constitucionalista en Cataluña en la que, con un poquito de jindama, salió hasta Borrell. Por eso y tantas cosas hay que amar a un caballero, uno de los nuestros que se ha ido, discretamente. El Bernabéu lo homenajeó y eso viene siendo ya un paso fijo y directo hacia la inmortalidad.
Eligió España, eligió un bando que no podía ser otro necesariamente que el suyo, el que es ajeno a dictados. Acertó. Es cuestión de los próceres de este descalzaperros que llamamos país el darle el reconocimiento que merece. De aquí a la eternidad. Y ese ejercicio empieza ahora.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.