El gremio
Se nos está quedando un país perfecto para que el populismo se quede una década más. Pero qué divertida es la guerra de los microfonitos, oye
No es cuestión de arrojarse culpas, sino de identificar el problema. En qué momento se jodió el Perú, en qué momento dejamos que las redes ... se apropiaran de la verdad y la convirtieran en un guiso a medida de 'hunos y de otros'. Las guerras estas entre periodistas gritones son producto de esta polarización política que vivimos, de un presidente que no comparece. Pero yo, a veces, tengo la sensación de que eso de arrojar micrófonos, meter micrófonos a tenazón, es precisamente lo que nos distrae de lo esencial. Ya hay en redes quien consume estos productos audiovisuales, entre lo gore y el esperpento, comiendo palomitas. Se ha llegado a ese punto de no retorno, y parece una hipocresía que un programa, hoy investigado, a beneficio de inventario en el Ente Público sea el que pida retirada de escapularios de prensa. Poblamos y habitamos tiempos difíciles, por eso yo sigo creyendo en la legitimidad del papel y de la historia, que creo que nos la da sobradamente está cabecera. Lo demás son líos, un mareo de perdiz, para que todo siga igual. Nada cambia por una bronca entre activistas que se dicen periodistas. Nada cambia porque se repliquen miles de veces por las redes sociales. Se nos está quedando un país perfecto para que el populismo se quede una década más. Pero qué divertida es la guerra de los microfonitos, oye. Luego, por otra parte, entra en juego un corporativismo que salva a algunos y demoniza a otros porque sí, porque lleven el colmillo afilado (Pérez Reverte dixit), que es mandamiento capital del reportero, a cualquier comparecencia política. Corren, como siempre, malos tiempos para el oficio.
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