Españolísimos de Bildu

Lo dijo y se quedó más ancho que largo. Soltando el mensaje de que sí, de que los chavales de las nueces son de fiar con los pendientes, el pelo cortado con hacha, y la serpiente enroscada en sus duermevelas más húmedas. El sueño libertador. Cuando aparece un cajero ardiendo, una mochila cruzando una mugas por Iparralde y el Casco Viejo lleno de esa miasma de banderas y héroes de la cobardía.

Y no es algo nuevo. El blanqueamiento de los abertzales es el enésino fallo de nuestro sistema. Lo sabemos, pero en la espiral del sanchismo cualquier barbaridad está a la orden del día.

Con todo, lo peor es el concepto que saca aquí el interfecto de «patriotero», que debe ser un señor normal al que no le afecta este viejo proyecto, el sueño con no pocos éxitos que es España. Como a mí mismo. Como a tantos que creemos en la sana España, la que trajo la democracia, la que fue la Alemania del Sur.

La moral se ha ido a donde picó el pavo, pero esto es algo que ya sabíamos. Bildu ahora es un partido de estadistas y habrá que ver qué nos traen estas elecciones en el largo estío. La chavalería de Alsasua vota en masa. Que nadie diga que no se ha avisado. Cuando la idea se verbaliza, aunque después se disculpara, se pone de manifiesto aquello de Juaristi; «nuestros padres mintieron, eso fue todo».