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Ya hay que unir para la buchaca. Ya es tiempo de congelar, preparar, que el 'frost' mantenga si no la calidad de antaño, si el calor de hogaño. Sienten a un pobre en su mesa, reza el cine más nuestro. Y los carritos se ... llenan de caprichos que no van a ser por tener unos días de escape, que están a la vuelta de la esquina. Las uvas a millón, freiremos los huevos con saliva, que decía Chiquito de la Calzada; y sin embargo seremos felices con lo que nos es dado. Quien más quien menos prestará, otra vez, más atención al Mensaje Real. Aunque 'las sus' canas estarán más pobladas de lo que viene.
Pero ahora, en estos días de rebajas, de armarios, conviene salir a la calle por algo que no sean grandes causas. A por una bufanda, unas zapatillas. Un algo que nos reanime de esta realidad que tanto nos espanta. Hemos sobrevivido a cosas peores, Navidades distópicas. Hágame un favor y haga un levísimo dispendio conforme vaya llegando diciembre. Los guisos dependen de las salsas y de los condimentos, que ya lo decía Apicio, que sabía un poco más que yo. Aunque mi tío Miguel ya se ha recorrido la España de los manteles, y hace bien, él que puede.
Llegará ya el mes en el que acaba todo. Subsiguiente a cuando la magia de las finanzas se repone y, hasta que no florecen los cerezos, por Ávila iremos como tristes. Con paciencia, humildad y alimentos buenos, baratos y del terruño se pueden pasar estos días venideros. Con el televisor lo más lejos posible. Eso también. Como norma ética en la mesa.
Es lo que tenemos que hacer para evitar malas digestiones. Y conste que aviso con bastante tiempo.
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