Ya es el momento. Ya nada y todo. Ya o enfermería o Puerta Grande. Vas en comitiva de Dios, y si te pesa la tela, si respiras mal, si sabes que no vas a aguantar, se calla uno por mandato bíblico y castellano. El móvil ... en casa, y ahí está la penitencia. La ciudad lo merece ahora que entra una primavera como de junio, que suave es la noche, y que la sobriedad no se lleva tan bien si no hiela después del nublado evangélico del Viernes Santo. Sé lo que me digo.
Publicidad
Yo, que vengo de la dualidad de Málaga y Sevilla, y en Sevilla de otra dualidad, de negro o de barrio según hermandad, sé que entre Valladolid y Sevilla hay más que el vínculo histórico de las dos grandes capitales de la historia, reposo de reyes y de fe. Capitales simultáneas del mundo civilizado que merecía la pena conocer. Tanto se parecen que el Pisuerga es el Guadalquivir cuando se remansa por la Moreras y el Puente de Triana es el de Poniente, con alamares y una capillita que allí llaman del Carmen y cerca de donde los barquitos bajaban a Sanlúcar y donde mi amigo Teorías descubrió su Macondo.
Es verdad que donde hay la verdad nuestra de la madera, abajo hay ropajes de flores y penitencias que ríen, con la 'kruskeimp' esperando al Museo. Pero en el fondo, somos muy iguales. Y, a ciertas horas, en el Sur y en el Norte, la bufanda es obligada. Y la plaza 'sevillí' del Salvador es la Plaza Mayor; allí con Martínez Montañés, aquí con Ansúrez, ambos fundadores de lo suyo.
Dos visiones de Castilla, (de Santander a Sevilla, todo es tierra de Castilla) distintas y complementarias.
Ahora, en los días grandes.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.