Dr. Jekyll y Mr. Hyde

Pero lo peor no son los egos o las patologías narcisistas, lo que empieza a saturar es la polarización moral y política que se observa en esta corrala de las redes sociales a cuenta de la gestión de la pandemia y sus efectos secundarios. Dicen que en las situaciones de crisis sale a la luz lo mejor y lo peor de la sociedad. Sin duda, y ahora tenemos el espejito mágico de Internet para comprobar como aflora ese yo reprimido que haría las delicias del doctor Freud. Y es que el móvil está resultando más nocivo que la pócima del Dr. Jekyll.

Por un lado, los 'managers' del aparato lanzan su dosis diaria de agitación y propaganda en píldoras con prospecto de panfleto y por otro se monta un auto de fe en la plaza pública o se cargan piedras para la ceremonia de la lapidación.

Afortunadamente, la gente está muy por encima de la clase política y de esa manada de palmeros que prolifera a la vera de todos los partidos. Algo se aprende en medio de las plagas, decía Rieux, el médico de 'La Peste', que en el ser humano hay más cosas dignas de admiración que de desprecio. Pero no sé si muchas