Cuando te formas en la cabeza una idea rara es posible que creas que tus mecanismos de percepción de la realidad no funcionan. Por eso, llámenme despistado, 'bienqueda' o, sobre todo, ingenuo, pero el domingo pasado en las elecciones municipales y autonómicas me quedé ... con ganas de votar a todos los candidatos. Y mi loco pensamiento irrealizable, por nulo y absurdo, me vino porque durante la campaña me llegaron cartas de unos cuantos partidos y visto que solo recibo del banco y apenas ya ni eso, me sentí valorado y, en definitiva, querido.

Publicidad

Me carteó Carnero, con una misiva con once veces la palabra Valladolid en una docena de líneas, y Puente con un 'Valladolid está mejor que nunca'. También recibí el 'Valladolid ya es futuro', de María Sánchez, de Valladolid Toma la Palabra; el 'Transformemos Valladolid', de Pablo Vicente, de Ciudadanos, y un 'Ciuda Valladolid', de Irene Carvajal, de Vox. Todas las cartas optimistas y tiernas, con el nombre de la ciudad de forma reiterada. Sus buenas intenciones me llevaron a desear dar el voto a todos y cada uno, aunque no pude cumplir mi sueño por la inesperada asistencia de una gastroenteritis, que se coló en mi fiesta de la democracia. También hubiera querido votar en mis queridas Segovia, La Granja y Olmedo, que no son cuna pero fueron y son cama. Incluso deseé ir a Madrid a dar mi apoyo democrático a Almeida, un simpático habilidoso con el balón, o a Reyes Maroto, encantadora paisana, aunque tampoco pudo ser.

Sin embargo, la vida casi siempre da una segunda oportunidad y al día siguiente con el 'tumbao' que tienen los guapos al caminar, Pedro 'Navaja' Sánchez anunció otras elecciones en julio. Esta vez, para evitarme líos, me encomendaré, como Asfalto, al Capitán Trueno, para que venga y haga que gane el bueno.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad